Por Víctor Manzano
El otro día discutíamos con unos compañeros sobre los resultados de la guerra fría en el mundo, todo esto a consecuencia de un debate que tuvimos en la clase de “historia del siglo XX”, una compañera y yo defendíamos la postura socialista mientras otros dos la capitalista.
Ellos nos criticaban la opresión que ejercían los soviéticos a las naciones satélites bajo su dominio (Alemania oriental, Checoslovaquia, Hungría, etc.), nosotros en tanto mencionábamos que los estadounidenses, al mismo tiempo que intentaban “proteger” a estas naciones de la “amenaza socialista” terminaron oprimiendo a muchos otros países y a su gente, como es el caso de Honduras, Chile, etc.
El problema no radicaba en quien oprimía, mas, o menos a una nación u otra, ni quien mataba mas o menos gente de determinado país, sino, por que nosotros, como chilenos, deberíamos defender a una postura u otra, siendo que ambas causaron una inestabilidad en nuestra nación, durante el régimen militar y del cual aun hoy en día, arrastramos consecuencias desastrosas.
Chile fue uno mas de los tantos países que cometió el error de convertirse en una pieza mas de este tablero de ajedrez de ambas potencias, la unión soviética, por un lado buscaba imponer su sistema comunista a como diera lugar y obviamente ese sistema opresor era su manera de hacerlo, un sistema autoritario y fuerte, el mismo que dio resultados en su país, hasta que finalmente decayó. Mientras que EE.UU. ocultaba sus verdaderas intenciones sobre el país que se le antojaba y ofrecía ayuda, pero a cambio de algo (obviamente), una frase que refleja a cabalidad esta actitud es la dicha por el entonces presidente estadounidense Harry Trumman cuando solicito al congreso su apoyo para aprobar el presupuesto de ayuda económica a países amenazados por lo que ellos mismos llamaron “el imperio del mal”:
“(…) A mi juicio, la política de los EE.UU. debe consistir en apoyar a los pueblos libres que hoy se resisten a ser subyugados por minorías armadas o por las presiones del exterior”[1]
Paradójico resulto el hecho de que esas mismas presiones del exterior fueran hechas por ellos mismos, a muchos países en los cuales tenían intereses económicos o estratégicos. El senador Arthur Vanderberg dejo muy claro al presidente Trumman, la postura que USA. Debía tener al respecto, diciéndole que “una nueva política intervencionista solo seria posible si el estaba dispuesto a aterrorizar al máximo a su propio país”, y vaya que lo hizo.[2]
El juego de las dos grandes potencias por lograr el control, se extendió cual plaga, por Europa, Asia, Medio Oriente hasta llegar finalmente a América.
Su sucesor Dwight Eisenhower prosiguió con esta política alarmista y en su primer discurso como presidente dijo:
“(…) las fuerzas del bien y el mal convocan grandes masas, se arman y se combaten como pocas veces se había visto en la historia. La libertad lucha contra la esclavitud, y la luz contra la oscuridad” [3]
¿Libertad contra la esclavitud? ¿Libertad de la que aun no sabían los negros en el mismísimo corazón de EE.UU.? “(…) en el sur de Estados Unidos, los negros gozaban de pocos derechos civiles, y casi siempre de ninguno. A pesar de que más de un millón de soldados negros combatieron en la segunda guerra mundial, ninguno de los que venían del sur tenía derecho a voto. Los negros que intentaban obtener su registro de votante se arriesgaban a ser golpeados, a perder el empleo, a que se cancelaran sus créditos o a ser desalojados de sus tierras. Aun se perpetraban linchamientos y las leyes discriminatorias imponían la segregación racial en los tranvías, ferrocarriles, hoteles, restaurantes, hospitales, centros de recreo y hasta en el empleo”[4]
Todos en general, hemos sido victimas de las políticas imperialistas, ya sea un opositor al régimen soviético que intento en su momento cruzar el muro de Berlín hacia el lado occidental siendo abatido por disparos de los guardias del régimen socialista, o un comunista que lucho por sus derechos aquí en Chile y termino siendo torturado y asesinado por un dictador apoyado por intereses estadounidenses.
Ya sea a manos soviéticas o estadounidenses, los americanos, asiáticos, orientales y europeos, nos dejamos manipular por fuerzas omnipresentes, que sabían muy bien lo que hacían y lo que necesitaban, sin importarles el precio a pagar por esas pequeñas naciones. El autor Eduardo Galeano deja muy en claro la situación de América Latina y su relación con los imperialismos:
(…) Para quienes conciben la historia como una competencia, el atraso y la miseria de América Latina no son otra cosa que el resultado de su fracaso. Perdimos; otros ganaron. Pero ocurre que quienes ganaron, ganaron gracias a que nosotros perdimos: la historia del subdesarrollo de América Latina integra, como se ha dicho, la historia del desarrollo del capitalismo mundial. Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos.[5]
[1] Reseña de la historia de los Estados Unidos, servicio cultural e informativo de los Estados Unidos de América, “La contención”, Pág. 284.
[2] La doctrina Trumman consiguió del senado estadounidense un apoyo de 400 millones de dólares, a fin de ayudar a naciones en peligro de ser afectadas por el comunismo, dos de los primeros países ayudados por esta doctrina fueron Grecia y Turquía.
[3] Reseña de la historia de los Estados Unidos, servicio cultural e informativo de los Estados Unidos de América, “Eisenhower y la guerra fria”, pag. 289.
[4] Reseña de la historia de los Estados Unidos, servicio cultural e informativo de los Estados Unidos de América, “Origen del movimiento de los derechos civiles”, Pág. 298.[5] “La venas abiertas de América Latina”, Eduardo Galeano, editorial Pehuen, año 1971, “ciento veinte millones de niños en el centro de la tormenta, Pág. 16.
El otro día discutíamos con unos compañeros sobre los resultados de la guerra fría en el mundo, todo esto a consecuencia de un debate que tuvimos en la clase de “historia del siglo XX”, una compañera y yo defendíamos la postura socialista mientras otros dos la capitalista.
Ellos nos criticaban la opresión que ejercían los soviéticos a las naciones satélites bajo su dominio (Alemania oriental, Checoslovaquia, Hungría, etc.), nosotros en tanto mencionábamos que los estadounidenses, al mismo tiempo que intentaban “proteger” a estas naciones de la “amenaza socialista” terminaron oprimiendo a muchos otros países y a su gente, como es el caso de Honduras, Chile, etc.
El problema no radicaba en quien oprimía, mas, o menos a una nación u otra, ni quien mataba mas o menos gente de determinado país, sino, por que nosotros, como chilenos, deberíamos defender a una postura u otra, siendo que ambas causaron una inestabilidad en nuestra nación, durante el régimen militar y del cual aun hoy en día, arrastramos consecuencias desastrosas.
Chile fue uno mas de los tantos países que cometió el error de convertirse en una pieza mas de este tablero de ajedrez de ambas potencias, la unión soviética, por un lado buscaba imponer su sistema comunista a como diera lugar y obviamente ese sistema opresor era su manera de hacerlo, un sistema autoritario y fuerte, el mismo que dio resultados en su país, hasta que finalmente decayó. Mientras que EE.UU. ocultaba sus verdaderas intenciones sobre el país que se le antojaba y ofrecía ayuda, pero a cambio de algo (obviamente), una frase que refleja a cabalidad esta actitud es la dicha por el entonces presidente estadounidense Harry Trumman cuando solicito al congreso su apoyo para aprobar el presupuesto de ayuda económica a países amenazados por lo que ellos mismos llamaron “el imperio del mal”:
“(…) A mi juicio, la política de los EE.UU. debe consistir en apoyar a los pueblos libres que hoy se resisten a ser subyugados por minorías armadas o por las presiones del exterior”[1]
Paradójico resulto el hecho de que esas mismas presiones del exterior fueran hechas por ellos mismos, a muchos países en los cuales tenían intereses económicos o estratégicos. El senador Arthur Vanderberg dejo muy claro al presidente Trumman, la postura que USA. Debía tener al respecto, diciéndole que “una nueva política intervencionista solo seria posible si el estaba dispuesto a aterrorizar al máximo a su propio país”, y vaya que lo hizo.[2]
El juego de las dos grandes potencias por lograr el control, se extendió cual plaga, por Europa, Asia, Medio Oriente hasta llegar finalmente a América.
Su sucesor Dwight Eisenhower prosiguió con esta política alarmista y en su primer discurso como presidente dijo:
“(…) las fuerzas del bien y el mal convocan grandes masas, se arman y se combaten como pocas veces se había visto en la historia. La libertad lucha contra la esclavitud, y la luz contra la oscuridad” [3]
¿Libertad contra la esclavitud? ¿Libertad de la que aun no sabían los negros en el mismísimo corazón de EE.UU.? “(…) en el sur de Estados Unidos, los negros gozaban de pocos derechos civiles, y casi siempre de ninguno. A pesar de que más de un millón de soldados negros combatieron en la segunda guerra mundial, ninguno de los que venían del sur tenía derecho a voto. Los negros que intentaban obtener su registro de votante se arriesgaban a ser golpeados, a perder el empleo, a que se cancelaran sus créditos o a ser desalojados de sus tierras. Aun se perpetraban linchamientos y las leyes discriminatorias imponían la segregación racial en los tranvías, ferrocarriles, hoteles, restaurantes, hospitales, centros de recreo y hasta en el empleo”[4]
Todos en general, hemos sido victimas de las políticas imperialistas, ya sea un opositor al régimen soviético que intento en su momento cruzar el muro de Berlín hacia el lado occidental siendo abatido por disparos de los guardias del régimen socialista, o un comunista que lucho por sus derechos aquí en Chile y termino siendo torturado y asesinado por un dictador apoyado por intereses estadounidenses.
Ya sea a manos soviéticas o estadounidenses, los americanos, asiáticos, orientales y europeos, nos dejamos manipular por fuerzas omnipresentes, que sabían muy bien lo que hacían y lo que necesitaban, sin importarles el precio a pagar por esas pequeñas naciones. El autor Eduardo Galeano deja muy en claro la situación de América Latina y su relación con los imperialismos:
(…) Para quienes conciben la historia como una competencia, el atraso y la miseria de América Latina no son otra cosa que el resultado de su fracaso. Perdimos; otros ganaron. Pero ocurre que quienes ganaron, ganaron gracias a que nosotros perdimos: la historia del subdesarrollo de América Latina integra, como se ha dicho, la historia del desarrollo del capitalismo mundial. Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos.[5]
[1] Reseña de la historia de los Estados Unidos, servicio cultural e informativo de los Estados Unidos de América, “La contención”, Pág. 284.
[2] La doctrina Trumman consiguió del senado estadounidense un apoyo de 400 millones de dólares, a fin de ayudar a naciones en peligro de ser afectadas por el comunismo, dos de los primeros países ayudados por esta doctrina fueron Grecia y Turquía.
[3] Reseña de la historia de los Estados Unidos, servicio cultural e informativo de los Estados Unidos de América, “Eisenhower y la guerra fria”, pag. 289.
[4] Reseña de la historia de los Estados Unidos, servicio cultural e informativo de los Estados Unidos de América, “Origen del movimiento de los derechos civiles”, Pág. 298.[5] “La venas abiertas de América Latina”, Eduardo Galeano, editorial Pehuen, año 1971, “ciento veinte millones de niños en el centro de la tormenta, Pág. 16.
Autor: Victor Manzano
Alumno de Pedagogía en Historia y Geografía
2 comentarios:
Excelente mini ensayo, gran aporte, los felicito, saludos desde Santiago.
Hola, me gustaria ver mas ensayo de este autor, gracias.
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