lunes, 24 de marzo de 2008

DEL FEUDALISMO AL CAPITALISMO

Eric Hobsbawn

Del Feudalismo al Capitalismo
Editorial Crítica. Grupo editorial Grijalbo. Barcelona


De los varios estadios del desarrollo histórico de la humanidad censados por Marx en el prefacio a su critica de la economía política, los modos de producción “asiático, antiguo, feudal y burgués moderno”, tanto el feudal como el capitalista han sido aceptados sin serias objeciones mientras que la existencia o universalidad de los otros dos ha sido puesta muchas veces en entredicho e incluso negada.

Pero, por este lado, el problema de la transición del feudalismo al capitalismo quizás ha planteado mas discusiones entre los marxistas que ningún otro de los conectados con la periodización de la historia mundial. En la década de los cincuenta se establece la conocidísima polémica internacional sobre este punto con la intervención de Paul Sweezy, Maurice Dobb, H.K. Takahashi, Christopher Hill y Rodney Hilton, completada con aportaciones posteriores de George Lefebvre, A. Soboul y Giuliano Procacci. (1) En esta misma década se desencadena una vivísima, aunque en modo alguno concluyente, discusión en la URSS sobre la “ley fundamental del feudalismo”, es decir, sobre el mecanismo que lleva necesariamente a la substitución del feudalismo por el capitalismo, de modo similar a como la tendencia histórica a la acumulación de capital, de acuerdo con el análisis de Marx, sentencia irrevocablemente el capitalismo a desaparecer. (2) Hay otras varias discusiones interesantes sobre el tema, en particular en los países asiáticos, que desafortunadamente no conozco.

El objeto que persiguen las presentes notas no es proponer nuevas respuestas a los problemas planteados por la transición del feudalismo al capitalismo, sino enmarcarla dentro de una discusión mas general sobre los diferente estadios del desarrollo social que recientemente ha vuelto a salir a la luz en las paginas de Marxism Today. Quizá lo mejor sea avanzar algunas proposiciones susceptibles de discusión.

1) La primera concierne a la universalidad del Feudalismo. Tal como indica Joan Simon en Marxism Today (junio 1962) al compendiar el reciente debate sobre el tema organizado por esta publicación y el Grupo de Historia del Partido Comunista Británico, la dirección seguida por el pensamiento marxista en las ultimas décadas tiende a ensanchar el ámbito del “feudalismo” a expensas de formaciones sociales calificadas en otro tiempo de comunales-primitivas, asiáticas , etc.

En la practica, esto significa que el “feudalismo”, otrora convertido en una especie de legado residual, conoce actualmente un vasto proceso de expansión, y bajo esta etiqueta se enmarca cuando va desde las sociedades primitivas hasta el triunfo del capitalismo, que en algunos países se ha producido en el presente siglo, y se extiende desde China hasta África occidental, quizá incluso hasta México. (3)

Sin compartir necesariamente la idea de que sea por completo justificable esta visión amplia del “feudalismo”, no por ello deja de ser cierto que se trata, de una formación social sumamente extendida, y también lo es que la forma precisa que adopta varia considerablemente de un país a otro. La forma mas próxima a la versión europea plenamente desarrollada es sin lugar a dudas la que se dio en el Japón —las similitudes son muy notables—, mientras que en otros países el paralelismo es bastante menor, y en otros los elementos feudales son meros integrantes de una sociedad constituida notablemente distinta.
2) Bajo tales circunstancias, parece pues muy claro que es difícil admitir el supuesto de una tendencia universal del feudalismo a transformarse en capitalismo. Lo cierto es que, de hecho, solo sucedió tal en una region muy concreta del globo, en Europa occidental y parte del área mediterránea. Es admisible discutir sobre si en otras areas concretas (por ejemplo, en Japón y en ciertas partes de la India) pudo haber llegado a completarse una evolución de este tipo, exclusivamente con el concurso de fuerzas sociales internas, en el supuesto de que su desarrollo historico no se hubiera visto interrumpido por la intromisión de las potencias capitalistas e imperialistas occidentales. También puede discutirse hasta donde han llegado en tales áreas las tendencias hacia el capitalismo. (En el caso de Japón quizá la respuesta a la primera cuestión sea “si” y la respuesta a la segunda sea “muy lejos”, pero se trata de un tema sobre el que debería guardarse muy bien de opinar quien no sea un experto.) También puede argumentarse que la tendencia hacia tal tipo de desarrollo existía en todas partes, aunque su marcha era normalmente tan lenta que la convertía en negligible. Por descontado, quienes no acepten el método marxista no admitirán que las fuerzas que generaron el desarrollo económico en Europa también actuaban en cualquier otra parte, aunque no necesariamente con los mismos resultados, la diferencia de circunstancias históricas y sociales. Pero aquí no le estamos dando vuelta al hecho de si la transición del feudalismo al capitalismo, contemplada a escala mundial, es un caso de desarrollo altamente
regular. El capitalismo triunfó plenamente en una, y solo una, parte del mundo, y esta región transformó después el resto del planeta. En consecuencia, lo primero que debemos explicar es qué razones especificas hicieron que dicha transición se produjera precisamente en la región eruopeo-mediterranea y no en otra parte.

3) Todo lo anterior no significa que deba resolverse el problema en términos estrictamente europeos. Por el contrario, es evidente que en diferentes momentos históricos las relaciones entre Europa y el resto del mundo fueron decisivas. Hablando de un modo general, durante la mayor parte de su historia Europa fue una region barbara situada en el extremo occidental de una zona de civilización que se extendía desde China, en el este, hasta el Oriente Medio y Próximo a través de todo el sur de Asia. (Japón también ocupa una posición marginal similar en la zona oriental de esta área, aunque se halla mucho mas cerca de los centros de civilización.) Como ha puesto de manifiesto Gordon Childe, en los mismísimos comienzos de la historia europea, las vinculaciones económicas con el Próximo Oriente eran importantes, y esto siguió siendo cierto en los inicios de la historia feudal europea, cuando la nueva economía de los pueblos bárbaros (aunque potencialmente mucho mas progresiva) se asentó sobre las ruinas del antiguo imperio greco-romano e hizo que los principales centros de la linea comercial que unía el este con el oeste a través del Mediterráneo (Italia, valle del Rin) se convirtieran en etapas finales de trayecto. Las vinculaciones son aun mas obvias en los primeros pasos del capitalismo europeo, cuando la conquista o explotación colonial de América, Asia y África —asi como de ciertas partes de Europa oriental— posibilito la acumulación primaria de capital en el área donde acabo triunfando.

4) Dicha área comprende partes de la Europa mediterránea, central y occidental. Gracias a la labor de arqueólogos e historiadores, básicamente a partir de 1939, podemos establecer hoy en día las principales etapas de este desarrollo económico. A saber:

A) Un periodo de recaída, inmediatamente posterior al hundimiento del imperio romano occidental, seguido de una evolución gradual de una economía feudal, y quizá de una recesión durante el siglo X (“La era de las tinieblas”).

B) Un periodo de desarrollo económico muy rápido generalizado, que se extiende desde alrededor del año 1000 de nuestra era hasta comienzos del siglo XIV (la “Alta Edad Media”) y constituye el punto álgido del feudalismo. Este periodo presenta un marcado crecimiento de la población, la agricultura, la producción de manufacturas y el comercio, una virtual revitalización de las ciudades, una notabilísima explosión cultural y una sorprendente expansión de la economía feudal de occidente bajo la forma de “cruzadas” contra los musulmanes, emigración, colonización y establecimiento de postas comerciales en diversos puntos del extranjero.

C) Una gran “crisis feudal” durante los siglos XIV y XV, caracterizada por el colapso de la agricultura feudal a gran escala, la manufactura y el comercio internacional, así como por un declive demográfico, varias tentativas de revolución social y crisis ideológicas.

D) Un periodo de renovada expansión, que transcurre entre mediados de l siglo XV y mediados del XVII, y en el que por primera vez se ponen de manifiesto signos de una ruptura importante en las bases y la sobreestructura de la sociedad feudal (la Reforma, los elementos característicos de la revolución burguesa en los Países Bajos) y entre los comerciantes y conquistadores europeos dentro de América y el océano Indico. Este es el periodo que Marx considera como comienzo de la era capitalista. (4)

E) Otro periodo de crisis, ajuste de posiciones o retroceso, la “crisis del siglo XVII”, que coincide con la primera ruptura frontal con el viejo modo, la revolución inglesa. Inmediatamente después, un periodo de expansión económica renovada y crecientemente generalizado, que culmina con.

F) El triunfo definitivo de la sociedad capitalista, que virtualmente se produce de forma simultánea en el ultimo cuarto del siglo XVIII a través de la revolución industrial, en Gran Bretaña y de las revoluciones americana y francesa.

El desarrollo económico de Europa oriental es algo distinto. Comparable en términos generales durante los periodos A y B, la conquista de amplias áreas europeas por pueblos asiáticos (mongoles, turcos) crea una ruptura, y durante los periodos D y E ciertas partes de esta zona quedan subordinadas como semicolonias en manos del área capitalista europea en desarrollo con lo que se ven sometidas a un proceso de refeudalizacion.

5) Así pues, la transición del feudalismo al capitalismo es un proceso largo y en modo alguno uniforme, que comprende como mínimo cinco o seis fases. La discusión de tal transición ha girado básicamente alrededor del carácter de los siglos situados entre los primeros signos indiscutibles de bancarrota feudal (periodo C, la “Crisis feudal” (5) del siglo XIV) y el triunfo definitivo del capitalismo a finales del siglo XVIII. Cada una de las fases censadas contiene firmes elementos de desarrollo capitalista. Por ejemplo, en el periodo B, el imponente auge de las manufacturas textiles italianas y flamencas, que sufrieron un colapso durante la crisis feudal. Por otro lado nadie ha sostenido con un mínimo de seriedad que el feudalismo se prolongara mas alla del siglo XVIII o que el capitalismo se consolidara antes del siglo XVI. Pero no obstante, tampoco nadie puede poner en entredicho que durante todo el periodo de 1000-1800, o en su mayor parte, existió una evolución económica persistente que avanzaba según una misma dirección, aunque no en todas partes ni al unísono. Hubo áreas que después de ostentar la vanguardia del proceso sufrieron un marcado retroceso, como es el caso de Italia; otras que durante un cierto tiempo modificaron la dirección de su camino evolutivo, una vez mas sin seguir ninguna uniformidad. Cada gran crisis vio como países antes “punteros” pasaban a la retaguardia y su plaza la ocupaban otros con mucho mayor grado de atraso en épocas pretéritas, pero potencialmente mas progresivos; es el caso de Inglaterra. De lo que no cabe duda fundada es de que cada fase de este proceso aproximaba la victoria del capitalismo, incluso aquellas que a primera vista se nos muestran como periodos de recesión económica.

6) Si dicho análisis es correcto, parece necesaria la existencia de una contradicción fundamental en esta particular forma de sociedad que siempre avanza mas alla en el camino que conduce a la victoria del capitalismo. Su naturaleza, la de esta contradicción, nunca ha sido aclarada de forma satisfactoria. Por otro lado, también es indudable que las fuerzas que se oponían a tal desarrollo, aunque ineficaces, están lejos de ser negligibles. La transición del feudalismo al capitalismo no es un proceso simple en el que los elementos capitalista inmersos dentro del feudalismo se fortalecen hasta que tienen la potencia necesaria para romper en pedazos el caparazón feudal. Como hemos visto una y otra vez (en el siglo XIV y, probablemente , también en el XVII), una crisis feudal también implica a las capas mas avanzadas de la burguesía que se desarrollan en su seno, de ahí que se produzca un aparente retroceso. El progreso prosigue o se reanuda en otras partes, hasta entonces mas atrasadas, como Inglaterra. Pero, desde luego, la característica mas interesante de la crisis del siglo XIV no es solo el derrumbamiento de la agricultura feudal a gran escala sobre los dominios señoriales, sino también el de la industria textil italiana y flamenca, con sus patrones capitalistas y mano de obra asalariada ( proletarizada) y una organización que casi ha alcanzado las fronteras de la industrialización, Inglaterra avanza, pero Italia y Flandes, mucho mas desarrolladas hasta entonces, nunca se recuperaran, con lo cual la producción industrial global disminuye. Naturalmente, durante un largo periodo en el que va creciendo las fuerzas del capitalismo, pero que una y otra vez fracasan en sus intentos por separarse del tegumento feudal , o que incluso se ven envueltas en sus crisis, se hace muy difícil, por no decir imposible, una descripción en términos estáticos. Esta dificultad queda muy bien reflejada en el carácter poco satisfactorio de la discusión marxista sobre el periodo situado entre la primera crisis general del feudalismo y la incuestionable, aunque muy posterior en el tiempo, victoria del capitalismo.

7) Hasta que punto este cuadro de una substitución gradual del feudalismo por el capitalismo puede aplicarse a regiones situadas fuera del “corazón” del desarrollo capitalista?. Solo de forma muy reducida. Debe admitirse que se observan ciertos signos de desarrollo comparable bajo el impulso del mercado mundial a partir del siglo XVI; quizás un buen ejemplo lo constituya el fomento de las manufacturas textiles en la India. Pero en cuanto concierne a la tendencia opuesta, la de que las zonas que estuvieron en contacto con las potencias europeas y cayeron bajo su órbita de influencia se convirtieron en economías y colonias sometidas a occidente, hay algo mas que meras impresiones. De hecho, gran parte del continente americano vino a caer en economías esclavistas al servicio de las necesidades del capitalismo europeo, y una muy amplia porción de África quedo hundida económicamente a causa del comercio de esclavos; amplias áreas de Europa oriental recayeron en economías neofeudales por razones muy similares. Incluso el leve y temporal estimulo que pudo proporcionar aquí y acullá el desarrollo de la agricultura y la industria mercantil vinculadas al surgimiento del capitalismo europeo, se vio frenado de inmediato por una deliberada desindustrialización de las colonias y semicolonias tan pronto fueron consideradas como posibles competidoras frente a la producción de la metrópoli o incluso, como en el caso de la India, cuando se limitaron a intentar el abastecimiento de su propio mercado en lugar de recurrir a importaciones procedentes de la Gran Bretaña. Por tanto, el efecto neto del ascenso del capitalismo europeo fue intensificar un desarrollo desigual y dividir el mundo de forma cada vez mas clara en dos sectores, el de los países “desarrollados” y el de los países “Subdesarrollados”, o en otros términos , los explotadores y los explotados. El triunfo del capitalismo a finales del siglo XVIII da la impronta de este desarrollo. Aunque no puede negarse que suministra las condiciones históricas para que se produzcan transformaciones económicas a lo largo y ancho de todo el planeta, de hecho el capitalismo las hace mas difíciles que antes en aquellos países que no pertenecen a su núcleo original de desarrollo o a sus alrededores. Solo la revolución soviética de 1917 proporciona los medios y el modelo para un autentico crecimiento económico global a escala planetaria y para un desarrollo equilibrado de todos los pueblos.
NOTAS

(1) Ci. supra.

(2) Que yo sepa esta discusión no ha sido vertida al ingles ni tampoco aparece reflejada en los recientes Fundamentals of marxism-leninism, editados por O. Kuusinen.

(3) Marxism Today (1962), p. 184.
(4) El capital, vol. I, pp. 637-638

(5) La primera vez que se presta atención seriamente a esta crisis es en la década de los treinta. Las discusiones marxistas sobre este problema aparecen en M. Dobb, Estudios sobre el desarrollo del capitalismo; R.H. Hilton, en Annales E.S.C. (1952), pp. 23-50; F. Graus, La primera crisis del feudalismo (en alemán y checo), 1953-1955; M. Malowist (en polaco), 1953 y 1954; y E.A. Kosminsky, “Feudal rent in England”, Past and Present, n. 7 (1955)

viernes, 14 de marzo de 2008

Eduardo Galeano - Cinco siglos de prohibición del arcoiris en el cielo latinoamericano


El Descubrimiento el 12 de octubre de 1492, América descubrió el capitalismo. Cristóbal Colón, financiado por los
reyes de España y los banqueros de Génova, trajo la novedad a las islas del mar Caribe. En su diario del Descubrimiento,
el almirante escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios o Nuestro Señor.
Él no podía cansar los ojos de ver tanta lindeza en aquellas playas, y el 27 de noviembre profetizó: Tendrá toda la cristiandad negocio en ellas. Y en eso no se equivocó. Colón creyó que Haití era Japón y que Cuba era China, y creyó que los habitantes de China y Japón eran
indios de la India; pero se equivocó.

Al cabo de cinco siglos de negocio de toda la cristiandad, ha sido aniquilada una tercera parte de las selvas americanas, está yerma mucha tierra que fue fértil y más de la mitad de la población come salteado. Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser. Al principio, el saqueo y el otrocidio fueron ejecutados en nombre del Dios de los cielos. Ahora se cumplen en nombre del dios del Progreso.

Sin embargo, en esa identidad prohibida y despreciada fulguran todavía algunas claves de otra América posible. América, ciega de racismo, no las ve.



El 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón escribió en su diario que él quería llevarse algunos indios a España para que aprendan a hablar (que deprendan fablar). Cinco siglos después, el 12 de octubre de 1989, en una corte de justicia de los Estados Unidos, un indio mixteco fue considerado retardado mental (mentally retarded) porque no hablaba correctamente la
lengua castellana. Ladislao Pastrana, mexicano de Oaxaca, bracero ilegal en los campos de California, iba a ser encerrado de por vida en un asilo público. Pastrana no se entendía con la intérprete española y el psicólogo diagnosticó un claro
déficit intelectual. Finalmente, los antropólogos aclararon la situación Pastrana se expresaba perfectamente en su lengua, la lengua mixteca, que hablan los indios herederos de una alta cultura que tiene más de dos mil años de antigüedad.

El Paraguay habla guaraní. Un caso único en la historia universal la lengua de los indios, lengua de los vencidos, es el idioma nacional unánime. Y sin embargo, la mayoría de los paraguayos opina, según las encuestas, que quienes no entienden español son como animales.

De cada dos peruanos, uno es indio, y la Constitución de Perú dice que el quechua es un idioma tan oficial como el español. La Constitución lo dice, pero la realidad no lo oye. El Perú trata a los indios como África del Sur trata a los negros.
El español es el único idioma que se enseña en las escuelas y el único que entienden los jueces y los policías y los funcionarios. (El español no es el único idioma de la televisión, porque la televisión también habla inglés.) Hace cinco años, los funcionarios del Registro Civil de las Personas, en la ciudad de Buenos Aires, se negaron a inscribir el nacimiento de un niño. Los padres, indígenas de la provincia de Jujuy, querían que su hijo se llamara Qori Wamancha,
un nombre de su lengua. El Registro argentino no lo aceptó por ser nombre extranjero.

Los indios de las Américas viven exiliados en su propia tierra. El lenguaje no es una señal de identidad, sino una marca de maldición. No los distingue los delata. Cuando un indio renuncia a su lengua, empieza a civilizarse. ¿Empieza a civilizarse o empieza a suicidarse?

Cuando yo era niño, en las escuelas del Uruguay nos enseñaban que el país se había salvado del problema indígena gracias a los generales que en el siglo pasado exterminaron a los últimos charrúas.

El problema indígena los primeros americanos, los verdaderos descubridores de América, son un problema. Y para que el problema deje de ser un problema, es preciso que los indios dejen de ser indios. Borrarlos del mapa o borrarles el alma, aniquilarlos o asimilarlos el genocidio o el otrocidio.

En diciembre de 1976, el ministro del Interior del Brasil anunció, triunfal, que el problema indígena quedará completamente resuelto al final del siglo veinte todos los indios estarán, para entonces, debidamente integrados a la sociedad brasileña, y ya no serán indios. El ministro explicó que el organismo oficialmente destinado a su protección (FUNAI, Fundacao Nacional do Indio) se encargará de civilizarlos, o sea se encargará de desaparecerlos.
Las balas, la dinamita, las ofrendas de comida envenenada, la contaminación de los ríos, la devastación de los bosques y la difusión de virus y bacterias desconocidos por los indios, han acompañado la invasión de la Amazonia por las empresas ansiosas de minerales y madera y todo lo demás. Pero la larga y feroz embestida no ha bastado.
La domesticación de los indios sobrevivientes, que los rescata de la barbarie, es también un arma imprescindible para despejar de obstáculos el camino de la conquista.


Matar al indio y salvar al hombre, aconsejaba el piadoso coronel norteamericano Henry Pratt. Y muchos años después, el novelista peruano Mario Vargas Llosa explica que no hay más remedio que modernizar a los indios, aunque haya que sacrificar sus culturas, para salvarlos del hambre y la miseria.

La salvación condena a los indios a trabajar de sol a sol en minas y plantaciones, a cambio de jornales que no alcanzan para comprar una lata de comida para perros. Salvar a los indios también consiste en romper sus refugiso
comunitarios y arrojarlos a las canteras de mano de obra barata en la violenta intemperie de las ciudades, donde cambian de lengua y de nombre y de vestido y terminan siendo mendigos y borrachos y putas de burdel. O salvar a los indios consiste en ponerles uniforme y mandarlos, fusil al hombro, a matar a otros indios o a morir defendiendo al sistema que los niega. Al fin y al cabo, los indios son buena carne de cañón de los 25 mil indios norteamericanos enviados a la segunda guerra mundial, murieron 10 mil.

El 16 de diciembre de 1492, Colón lo había anunciado en su diario los indios sirven para les mandar y les hacer trabajar, sembrar y hacer todo lo que fuere menester y que hagan villas y se enseñen a andar vestidos y a nuestras costumbres. Secuestro de los brazos, robo del alma para nombrar esta operación, en toda América se usa, desde los tiempos coloniales, el verbo reducir. El indio salvado es el indio reducido. Se reduce hasta desaparecer vaciado de sí, es un no-indio, y es nadie.

El shamán de los indios chamacocos, de Paraguay, canta a las estrellas, a las arañas y a la loca Totila, que deambula por los bosques y llora. Y canta lo que le cuenta el martín pescador
-No sufras hambre, no sufras sed. Súbete a mis alas y comeremos peces del río y beberemos el viento.

Y canta lo que le cuenta la neblina
-Vengo a cortar la helada, para que tu pueblo no sufra frío.

Y canta lo que le cuentan los caballos del cielo
-Ensíllanos y vamos en busca de la lluvia.

Pero los misioneros de una secta evangélica han obligado al chamán a dejar sus plumas y sus sonajas y sus cánticos, por ser cosas del Diablo; y él ya no puede curar las mordeduras de víboras, ni traer la lluvia en tiempos de sequía, ni volar sobre la tierra para cantar lo que ve. En una entrevista con Ticio Escobar, el shamán dice Dejo de cantar y me enfermo. Mis sueños no saben adónde ir y me atormentan. Estoy viejo, estoy lastimado. Al final, ¿de qué me sirve renegar de lo mío.

El shamán lo dice en 1986. En 1614, el arzobispo de Lima había mandado quemar todas las quenas y demas instrumentos de música de los indios, y había prohibido todas sus danzas y cantos y ceremonias para que el demonio no pueda continuar ejerciendo sus engaños. Y en 1625, el oidor de la Real Audiencia de Guatemala había prohibido las danzas y cantos y ceremonias de los indios, bajo pena de cien azotes, porque en ellas tienen pacto con los demonios.


Para despojar a los indios de su libertad y de sus bienes, se despoja a los indios de sus símbolos de
identidad. Se les prohíbe cantar y danzar y soñar a sus dioses, aunque ellos habían sido por sus dioses cantados y danzados y soñados en el lejano día de la Creación. Desde los frailes y funcionarios del reino colonial, hasta los misioneros de las sectas norteamericanas que hoy proliferan en América Latina, se crucifica a los indios en nombre de Cristo para salvarlos del infierno, hay que evangelizar a los paganos idólatras.
Se usa al Dios de los cristianos como coartada para el saqueo.

El arzobispo Desmond Tutu se refiere al África, pero también vale para América
-Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron Cierren los ojos y recen.
Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.

Los doctores del Estado moderno, en cambio, prefieren la coartada de la ilustración para salvarlos de las tinieblas, hay que civilizar a los bárbaros ignorantes. Antes y ahora, el racismo convierte al despojo colonial en un acto de justicia. El colonizado es un sub-hombre, capaz de superstición pero incapaz de religión, capaz de folclore pero incapaz de cultura el sub-hombre merece trato subhumano, y su escaso valor corresponde al bajo precio de los frutos de su trabajo. El racismo legitima la rapiña colonial y neocolonial, todo a lo largo de los siglos y de los diversos niveles de sus humillaciones sucesivas.

América Latina trata a sus indios como las grandes potencias tratan a América Latina.

Gabriel René-Moreno fue el más prestigioso historiador boliviano del siglo pasado. Una de las universidades
de Bolivia lleva su nombre en nuestros días. Este prócer de la cultura nacional creía que los indios son asnos, que generan mulos cuando se cruzan con la raza blanca. Él había pesado el cerebro indígena y el cerebro mestizo, que según su balanza pesaban entre cinco, siete y diez onzas menos que el cerebro de raza blanca, y por tanto los consideraba celularmente incapaces de concebir la libertad republicana.

El peruano Ricardo Palma, contemporáneo y colega de Gabriel René-Moreno, escribió que los indios son una raza abyecta y degenerada. Y el argentino Domingo Faustino Sarmiento elogiaba así la larga lucha de kis indios araucanos por su libertad Son más indómitos, lo que quiere decir animales más reacios, menos aptos para la Civilización y la asimilación europea.

El más feroz racismo de la historia latinoamericana se encuentra en las palabras de los intelectuales más célebres y celebrados de fines del siglo diecinueve y en los actos de los políticos liberales que fundaron el Estado moderno. A veces, ellos eran indios de origen, como Porfirio Díaz, autor de la modernización capitalista de México, que prohibió a los indios caminar por las calles principales y sentarse en las plazas públicas si no cambiaban los calzones de algodón por el pantalón europeo y los huaraches por zapatos.

Eran los tiempos de la articulación al mercado mundial regido por el Imperio Británico, y el desprecio científico por los indios otorgaba impunidad al robo de sus tierras y de sus brazos.

El mercado exigía café, pongamos el caso, y el café exigía más tierras y más brazos. Entonces, pongamos por caso, el presidente liberal de Guatemala, Justo Rufino Barrios, hombre de progreso, restablecía el trabajo forzado de la época colonial y regalaba a sus amigos tierras de indios y peones indios en cantidad.


El racismo se expresa con más ciega ferocidad en países como Guatemala, donde los indios siguen siendo porfiada mayoría a pesar de las frecuentes oleadas exterminadoras.

En nuestros días, no hay mano de obra peor pagada los indios mayas reciben 65 centavos de dólar por cortar un quintal de café o de algodón o una tonelada de caña. Los indios no pueden ni plantar maíz sin permiso militar y no pueden moverse sin permiso de trabajo. El ejército organiza el reclutamiento masivo de brazos para las siembras y cosechas de exportación. En las plantaciones, se usan pesticidas cincuenta veces más tóxicos que el máximo tolerable; la leche de las madres es la más contaminada del mundo occidental. Rigoberta Menchú su hermano menor, Felipe, y su mejor amiga, María, murieron en la infancia, por causa de los pesticidas rociados desde las avionetas. Felipe murió trabajando en el café. María, en el algodón. A machete y bala, el ejército acabó después con todo el resto de la familia de Rigoberta y con todos los demás miembros de su comunidad. Ella sobrevivió para contarlo.

Con alegre impunidad, se reconoce oficialmente que han sido borradas del mapa 440 aldeas indígenas entre 1981 y 1983, a lo largo de una campaña de aniquilación más extensa, que asesinó o desapareció a muchos miles de hombres y de mujeres. La limpieza de la sierra, plan de tierra arrasada, cobró también las vidas de una incontable cantidad de niños.
Los militares guatemaltecos tienen la certeza de que el vivio de la rebelión se transmite por los genes.

Una raza inferior, condenada al vicio y a la holgazanería, incapaz de orden y progreso,
¿merece mejor suerte La violencia institucional, el terrorismo de Estado, se ocupa de despejar
las dudas. Los conquistadores ya no usan caparazones de hierro, sino que visten uniformes de la
guerra de Vietnam. Y no tienen piel blanca son mestizos avergonzados de su sangre o indios enrolados a la fuerza y obligados a cometer crímenes que los suicidan. Guatemala desprecia a los indios, Guatemala se autodesprecia.

Esta raza inferior había descubierto la cifra cero, mil años antes de que los matemáticos europeos
supieran que existía. Y habían conocido la edad del universo, con asombrosa precisión, mil años antes que los astrónomos de nuestro tiempo.

Los mayas siguen siendo viajeros del tiempo ¿Qué es un hombre en el camino Tiempo?.

Ellos ignoraban que el tiempo es dinero, como nos reveló Henry Ford. El tiempo, fundador del espacio,
les parece sagrado, como sagrados son su hija, la tierra, y su hijo, el ser humano como la tierra, como
la gente, el tiempo no se puede comprar ni vender. La Civilización sigue haciendo lo posible por sacarlos del error.



Civilización. La historia cambia según la voz que la cuenta. En América, en Europa o en cualquier otra
parte. Lo que para los romanos fue la invasión de los bárbaros, para los alemanes fue la emigración al sur.

No es la voz de los indios la que ha contado, hasta ahora, la historia de América. En las vísperasde
la conquista española, un profeta maya, que fue boca de los dioses, había anunciado Al terminar la codicia, se desatará la cara, se desatarán las manos, se desatarán los pies del mundo. Y cuando se desate la boca, ¿qué dirá? ¿Qué dirá la otra voz?, la jamás escuchada Desde el punto de vista de los vencedores, que hasta ahora ha sido el punto de vista único, las costumbres de los indios han confirmado siempre su posesión
demoníaca o su inferioridad biológica. Así fue desde los primeros tiempos de la vida colonial
¿Se suicidan los indios de las islas del mar Caribe, por negarse al trabajo esclavo Porque son holgazanes.

¿Andan desnudos, como si todo el cuerpo fuera cara Porque los salvajes no tienen vergüenza.

¿Ignoran el derecho de propiedad, y comparten todo, y carecen de afán de riqueza Porque son más parientes
del mono que del hombre.

¿Se bañan con sospechosa frecuencia Porque se parecen a los herejes de la secta de Mahoma, que bien arden en
los fuegos de la Inquisición.

¿Jamás golpean a los niños, y los dejan andar libres Porque son incapaces de castigo ni doctrina.

¿Creen en los sueños, y obedecen a sus voces Por influencia de Satán o por pura estupidez.

¿Comen cuando tienen hambre, y no cuando es hora de comer Porque son incapaces de dominar sus instintos.

¿Aman cuando sienten deseo Porque el demonio los induce a repetir el pecado original.

¿Es libre la homosexualidad ¿La virginidad no tiene importancia alguna Porque viven en la antesala del infierno.



En 1523, el cacique Nicaragua preguntó a los conquistadores
-Y al rey de ustedes, ¿quién lo eligió?

El cacique había sido elegido por los ancianos de las comunidades. ¿Había sido el rey de Castilla elegido por los ancianos de sus comunidades?. La América precolombina era vasta y diversa, y contenía modos de democracia que Europa no supo ver, y que el mundo ignora todavía. Reducir la realidad indígena americana al despotismo de los emperadores incas, o a las prácticas sanguinarias de la dinastía azteca, equivale a reducir la realidad de la Europa renacentista a la tiranía de sus monarcas o a las siniestras ceremonias de la Inquisición.

En la tradición guaraní, por ejemplo, los caciques se eligen en asambleas de hombres y mujeres -y las asambleas los destituyen si no cumplen el mandato colectivo. En la tradición iroquesa, hombres y mujeres gobiernan en pie de igualdad. Los jefes son hombres; pero son las mujeres quienes los ponen y deponen y ellas tienen poder de decisión, desde el Consejo de Matronas, sobre muchos asuntos fundamentales de la confederación entera. Allá por el año 1600,
cuando los hombres iroqueses se lanzaron a guerrear por su cuenta, las mujeres hicieron huelga de amores. Y al poco tiempo los hombres, obligados a dormir solos, se sometieron al gobierno compartido.



En 1919, el jefe militar de Panamá en las islas de San Blas, anunció su triunfo
-Las indias kunas ya no vestirán molas, sino vestidos civilizados.

Y anunció que las indias nunca se pintarían la nariz sino las mejillas, como debe ser, y
que nunca más llevarían aros en la nariz, sino en las orejas. Como debe ser.

Setenta años después de aquel canto de gallo, las indias kunas de nuestros días siguen
luciendo sus aros de oro en la nariz pintada, y siguen vistiendo sus molas, hechas de muchas
telas de colores que se cruzan con siempre asombrosa capacidad de imaginación y de belleza
visten sus molas en la vida y con ella se hunden en la tierra, cuando llega la muerte.

En 1989, en vísperas de la invasión norteamericana, el general Manuel Noriega aseguró que
Panamá era un país respetuosos de los derechos humanos
-No somos una tribu -aseguró el general.



Las técnicas arcaicas, en manos de las comunidades, habían hecho fértiles los desiertos en
la cordillera de los Andes. Las tecnologías modernas, en manos del latifundio privado de
exportación, están convirtiendo en desiertos las tierras fértiles en los Andes y en todas partes.

Resultaría absurdo retroceder cinco siglos en las técnicas de producción; pero no menos
absurdo es ignorar las catástrofes de un sistema que exprime a los hombre y arrasa los
bosques y viola la tierra y envenena los ríos para arrancar la mayor ganancia en el plazo menos.
¿No es absurdo sacrificar a la naturaleza y a la gente en los altares del mercado internacional
En ese absurdo vivimos; y lo aceptamos como si fuera nuestro único destino posible.

Las llamadas culturas primitivas resultan todavía peligrosas porque no han perdido el sentido común.
Sentido común es también, por extensión natural, sentido comunitarios. Si pertenece a todos el aire,
¿por qué ha de tener dueño la tierra Si desde la tierra venimos, y hacia la tierra vamos, ¿acaso no nos
mata cualquier crimen que contra la tierra se comete La tierra es cuna y sepultura, madre y compañera.
Se le ofrece el primer trago y el primer bocado; se le da descanso, se la protege de la erosión.

El sistema desprecia lo que ignora, porque ignora lo que teme conocer. El racismo es también una máscara del miedo.

¿Qué sabemos de las culturas indígenas?. Lo que nos han contado las películas del Fas West. Y de las culturas
africanas, ¿qué sabemos?. Lo que nos ha contado el profesor Tarzán, que nunca estuvo.

Dice un poeta del interior de Bahía Primero me robaron del África. Después robaron el África de mi.

La memoria de América ha sido mutilada por el racismo. Seguimos actuando como si fuéramos hijos de Europa, y de nadie más.



A fines del siglo pasado, un médico inglés, John Down, identificó el síndrome que hoy lleva su nombre.
Él creyó que la alteración de los cromosomas implicaba un regreso a las razas inferiores, que generaba mongolian idiots, negroid idiots y aztec idiots.

Simultáneamente, un médico italiano, Cesare Lombrosos, atribuyó al criminal nato los rasgos físicos de los negros y de los indios.

Por entonces, cobró base científica la sospecha de que los indios y los negros son proclives, por
naturaleza, al crimen y a la debilidad mental. Los indios y los negros, tradicionales instrumentos de trabajo, vienen siendo también desde entonces, objetos de ciencia.

En la misma época de Lombroso y Down, un médico brasileño, Raimundo Nina Rodrigues, se puso a estudiar el problema negro. Nina Rodrigues, que era mulato, llegó a la conclusión de que la mezcla de sangres
perpetúa los caracteres de las razas inferiores, y que por tanto la raza negra en el Brasil ha de
constituir siempre uno de los factores de nuestra inferioridad como pueblo. Este médico psiquiatra fue el primer investigador de la cultura brasileña de origen africano. La estudió como caso clínico las religiones negras, como patología; los trances, como manifestaciones de histeria.

Poco después, un médico argentino, el socialista José Ingenieros, escribió que los negros, oprobiosa escoria de la raza humana, están más próximos de los monos antropoides que de los blancos civilizados. Y para demostrar su irremediable inferioridad, Ingenieros comprobaba Los negros no tienen ideas religiosas.

En realidad, las ideas religiosas habían atravesado la mar, junto a los esclavos, en los navíos negreros. Una prueba de obstinación de la dignidad humana a las costas americanas solamente llegaron los dioses del amor y de la guerra. En cambio, los dioses de la fecundidad, que hubieran multiplicado las cosechas y los esclavos del amo, se cayeron al agua.

Los dioses peleones y enamorados que completaron la travesía, tuvieron que disfrazarse de santos blancos, para
sobrevivir y ayudar a sobrevivir a los millones de hombres y mujeres violentamente arrancados del África y vendidos como cosas. Ogum, dios del hierro, se hizo pasar por san Jorge o san Antonio o san Miguel, Shangó, con
todos sus truenos y sus fuegos, se convirtió en santa Bárbara. Obatalá fue Jesucristo y Oshún, la divinidad de las agus dulces, fue la Virgen de la Candelaria...

Dioses prohibidos. En las colonias españolas y portuguesas y en todas las demás en las islas inglesas del Caribe, después de la abolición de la esclavitud se siguió prohibiendo tocar tambores o sonar vientos al modo africano, y
se siguió penando con cárcel la simple tenencia de una imagen de cualquier dios africano. Dioses prohibidos, porque peligrosamente exaltan las pasiones humanas, y en ellas encarnan. Friedrich Nietzsche dijo una vez
-Yo sólo podría creer en un dios que sepa danzar.

Como José Ingenieros, Nietzsche no conocía a los dioses africanos. Si los hubiera conocido, quizá hubiera creído en ellos. Y quizá hubiera cambiado algunas de sus ideas. José Ingenieros, quién sabe.



La piel oscura delata incorregibles defectos de fábrica. Así, la tremenda desigualdad social, que es
también racial, encuentra su coartada en las taras hereditarias.Lo había observado Humboldt hace doscientos años, y en toda América sigue siendo así la pirámide de las clases sociales es oscura en la base y clara en la cúspide.
En el Brasil, por ejemplo, la democracia racial consiste en que los más blancos están arriba y los más negros abajo. James Baldwin, sobre los negros en Estados Unidos
-Cuando dejamos Mississipi y vinimos al Norte, no encontramos la libertad. Encontramos los peores lugares en el mercado de trabajo; y en ellos estamos todavía.



Un indio del Norte argentino, Asunción Ontíveros Yulquila, evoca hoy el trauma que marcó su infancia
-Las personas buenas y lindas eran las que se parecían a Jesús y a la Virgen.

Pero mi padre y mi madre no se parecían para nada a las imágenes de Jesús y la Virgen María que yo
veía en la iglesia de Abra Pampa.

La cara propia es un error de la naturaleza. La cultura propia, una prueba de ignorancia o una culpa que expiar. Civilizar es corregir.



El fatalismo biológico, estigma de las razas inferiores congénitmente condenadas a la indolencia y a la violencia y a la miseria, no sólo nos impide ver las causas reales de nuestra desventura histórica.
Además, el racismo nos impide conocer, o reconocer, ciertos valores fundamentales que las culturas despreciadas han podido milagrosamente perpetuar y que en ellas encarnan todavía, mal que bien, a pesar de
los siglos de persecución, humillación y degradación. Esos valores fundamentales no son objetos de museo.
Son factores de historia, imprescindibles para nuestra imprescindible invención de una América sin mandones ni mandados. Esos valores acusan al sistema que los niega.



Hace algun tiempo, el sacerdote español Ignacio Ellacuría me dijo que le resultaba absurdo eso del Descubrimiento de América. El opresor es incapaz de descubrir, me dijo
-Es el oprimido el que descubre al opresor.

Él creía que el opresor ni siquiera puede descubrirse a sí mismo. La verdadera realidad del opresor sólo se puede ver desde el oprimido.

Ignacio Ellacuría fue acribillado a balazos, por creer en esa imperdonable capacidad de revelación y por compartir los riesgos de la fe en su poder de profecía.

¿Lo asesinaron los militares de El Salvador, o lo asesinó un sistema que no puede tolerar la mirada que lo delata

(1992)

Eduardo Galeano, Ser como ellos y otros artículos