lunes, 17 de diciembre de 2007

Ensayo Histórico





Te afrentas, te afrentas, alma mía! Y ya no tendrás ocasión de honrarte.
¡Breve es la vida para cada uno! Tú, prácticamente, la has consumido
sin respetar el alma que te pertenece, y, sin embargo, haces depender
tu buena fortuna del alma de otros.


Marco Aurelio, meditaciones, libro II.



La cruda realidad de los estratos populares en México y, su afán por conseguir mayor igualdad y bienestar social

X ABNER ADAROS M*

Este ensayo tiene por objetivo explicar a modo de referencia el estallido de la revolución Mexicana de 1910, producto de la arbitraria y subjetiva administración del gobierno de don Porfirio Díaz Mori.

¿Qué factores permitieron desencadenar un alzamiento masivo de los grupos populares en Contra del sistema dirigente oligárquico y que a la postre va a significar la caída del Porfiriato de México?

La permanencia durante mas de cuatro décadas en el poder, sumado al modo despótico de gobernar, la estatización y confiscación de tierras pertenecientes al bajo estrato social, seguido de la desigualdad económica entre las diferentes matices sociales, unida a la entrada de mercados Estadounidenses ante la explotación de yacimientos petroleros Mexicanos.

Cuando don Porfirio Díaz decidió quedarse en el poder sería por un largo lapso de tiempo, pero, no sería hasta 1910, año en que los grupos medio – bajos socialmente hablando decidieron deponerlo del poder mediante un alzamiento por medio de las armas, hecho, que ha sido denominado como revolución Mexicana de 1910. Hubo de parte del protagonista grandes contradicciones que poco a poco irían generando el descontento general, tanto en las clases sociales de mediana importancia como en aquellas que respondían a las más paupérrimas condiciones de vida (campesinos, pequeños mineros, agricultores y por supuesto los grupos indígenas).

Era evidente que el gobierno de Porfirio Díaz respondía lentamente durante las postrimerías del siglo XIX a una dictadura, sellándose en una tiranía de gran magnitud y del uso de la fuerza y la violencia despótica del mandatario. Sin embargo el hombre es claramente de línea conservadora e impone el lema del progreso económico y político, carácter propio del liberalismo y el positivismo, escuelas historiográficas decimonónicas que tienen su origen en la Europa del siglo XIX, sin embargo el positivismo va a generar un gran impacto político y, socioeconómico en América latina.

Progreso y bienestar en cuanto al objetivo tal del estado positivo o positivismo, término acuñado por August Comte, máximo exponente de ésta escuela. No obstante, el “progreso” es solamente para la oligarquía Mexicana. Tulio Halperin en “Historia Contemporánea de América Latina” plantea lo siguiente: Pero su conservadurismo no es sino la otra cosa de su progresismo: el avance de los ferrocarriles y cultivos va acompañado de otro mas rápido, el de la gran propiedad y viejos y nuevos terratenientes, que avanza sobre tierras de comunidades indígenas y campos despoblados y es beneficiaria principal del sometimiento del territorio antes en manos de indios de guerra[1].

Antes de que la chispa encendiera la mecha que detonaría el estallido de la revolución en contra del poder oligárquico, los manifestantes que reclamaban y exigían mayor igualdad eran reducidos tenazmente por la policía y, el gobierno de Díaz, autoritario, conservador pero, sobre todo con mano de hierro demandaba sin mayor rodeo a sobreponerse a las rebeliones utilizando las fuerzas con que éste contaba, dando paso a escarmientos y vejámenes que irían colmando la ira y el furor de los manifestantes.


Torcuato Ditella en su obra: “Partidos Políticos Latinoamericanos” plantea: (…) en 1907 y 1908, se sumó la agitación laboral en los centros textiles del estado de Veracruz, enclavados en la pequeña localidad de Orizaba, dando lugar a una famosa huelga en la fábrica de Río Blanco, severamente reprimida[2].

Por otra parte está el tema de usurpación de propiedad ilegítima de tierras pertenecientes a campesinos del sector sur de México. Porfirio Díaz mediante la utilización de la violencia y el modo déspota de gobernar comenzó lentamente a hacerse con el control de las tierras que evidentemente no les pertenecía. Es aquí donde aparece la figura de Francisco Ignacio Madero un hacendado del norte que aprovecha ésta oportunidad para levantarse con miras a obtener el poder, acto que es reprimido por Porfirio Díaz instantáneamente. No obstante Francisco Madero va a insistir y poco a poco va a ir ganando popularidad ante las exigencias de éste con respecto a la no estatización de las tierras del grupo campesino que han sido ocupadas y aglutinadas al poderío oligárquico a la cabeza de Díaz. No empero la devolución completa de tierras no se va a cumplir y el grupo del campesinado deberá esperar. Halperin plantea que: (…) en el plan de San Luis de Potosí, que lanza la revolución Maderista, se reclama el retorno de las tierras de las que los campesinos han sido ilegalmente despojados. Se trata aún de una reivindicación muy limitada, ya que propone rectificar abusos antes que modificar las bases jurídicas del régimen de la tierra[3].

Se ha hablado bastante acerca de la calidad de vida de los estratos sociales bajos en Latinoamérica, pues bien, es así y el caso Mexicano no es la excepción. Por supuesto que las crisis económicas que se originarían a raíz de las constantes guerras territoriales contra los Estados Unidos de Norteamérica irían incidiendo a futuro de manera crítica. Si de partida se evidenciaban enormes brechas económicas entre la mayoría con respecto a los mas pocos, vale decir el bajo pueblo a diferencia de la oligarquía; era fundamentalmente un problema originado por la pérdida y la estatización de tierras. Marcello Carmagnani plantea lo siguiente: Así, en México, el 1 por 100 de la población posee, en 1910, el 85 por 100 de las tierras cultivables[4].

Antes de que Porfirio Díaz asumiera el mando, el capital Ingles y norteamericano habían sentado bases económicas tremendamente sustentables que con plena libertad explotaban los recursos naturales en su mayoría mineros. Aquí es necesario detenerse un momento y examinar el tema de la explotación Estadounidense de petróleo crudo, recurso legítimamente Mexicano que fue entregado por don Porfirio Díaz. En relación a esto Tulio Halperin postula lo siguiente: (…) Wilson buscó sin éxito apoyo a sus planes en la ascendente revolución constitucionalista; finalmente, a partir de algunos incidentes entre fuerzas Huertistas y otras norteamericanas que guardaban el área petrolífera de Tampico, dispuso a comienzos de 1914 la ocupación de Veracruz[5].

Para finalizar quisiera refutar a modo categórico mi hipótesis planteada al comienzo de éste ensayo, de manera que queda evidenciado que el descontento popular que desembocó irremediablemente en una revolución fue en gran parte promovida por el caudillismo que se fue gestando a medida qua avanzaba dicho proceso, y es a raíz de eso que el pueblo fue tomando fuerza de la mano de caudillos como Francisco (Pancho) Villa, Emiliano Zapata, Victoriano Huerta, Gral. Félix Díaz, entre otros. El caso es, fundamentalmente, que la revolución fue promovida en su mayoría por el grupo dirigente oligárquico, de ahí que debe sustentarse la idea central del tema, de que los grupos populares fueron meramente marionetas, que se encontraron todo el tiempo a la merced de lo que disponían la oligarquía y los capitales extranjeros (Estadounidenses e Ingleses); no obstante no debe subestimarse bajo ninguna circunstancia el aporte entregado por el pueblo durante el desarrollo de la revolución Mexicana, puesto que los grupos populares eran los que constituían el grueso de la revolución.

Así de ésta manera, el estallido revolucionario va a conllevar serias repercusiones en toda Latinoamérica, suceso por el cual los grupos oligárquicos van a comenzar a ceder terreno y ser presas de insurgencias ante la presión de los grupos populares. Finalmente la revolución Mexicana será el icono de las próximas cuarteladas que irán surgiendo ante el avance de los grupos obreros y proletariados que pondrán término al bastión predominante.



























Nombre: Abner Adaros M.
Profesor: Pedro Canales T.
Cátedra: Historia de América y Chile Contemporáneos.
Carrera: Pedagogía en Historia y Geografía.
* Estudiante de Pedagogía en Historia y Geografía Universidad Pedro de Valdivia
[1] Halperin, Tulio. “Historia Contemporánea de América Latina”. Edit. Universitaria. Stgo.2004
[2] Ditella, Torcuato. “Partidos Políticos Latinoamericanos”. Edit. FCE. México.2003.
[3] Halperin, Tulio. “Historia Contemporánea de América Latina”. Edit. Universitaria. Stgo. 2004
[4] Carmagnani, Marcello. “Estado Y Sociedad en América Latina”. Edit. Crítica. Barcelona, España. 1984
[5] Halperin, Tulio. “Historia Contemporánea de América Latina”. Edit. Universitaria. Stgo. 2004

martes, 13 de noviembre de 2007

JORNADA DE HISTORIA "Dr LUIS CARREÑO SILVA" UPLA - VALPARAISO 4º AÑO



X ABNER ADAROS M

MARTES 28 DE AGOSTO: “MATANZA EN LA ESCUELA SANTA MARIA DE IQUIQUE”

* MESA DE DISCUSIÓN: JULIO PINTO VALLEJOS, UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE CHILE, IGOR GOICOVIC, UNIVERSIDAD DE SANTIGO DE CHILE, PEDRO CANALES, UPV.


“……………. Silva Renard el valiente, con tal forma de energía hacia la carnicería más horrible de la gente, el entrañas de serpiente ¿yo no se con que esperanza sobre aquel pueblo se lanza matándolos sin honor? y la lluvia con dolor nada a la horrible matanza”.

Juan Bautista Peralta
Destacado editor de línea Popular

_ Introducción moderador; Profesor Jorge Rivas Medina:

Tanto este partidismo político de la época, el partido demócrata, hasta el tema social de la línea popular en las letras de Bautista Peralta, la huelga de hambre, la matanza horrible o sencillamente Santa María se ha ido perfilando en las páginas de la Historia, SIN RETENCIONES. Desde la defensa de tesis de Fernando Ortiz Letelier en 1956, hasta la cantata de los “Quilas”, desde el encuentro organizado por Sergio Gonzáles el año 1997 para conmemorar los noventa años del dolor nortino, hasta la investigación sobre Ramón Ramón efectuada por el señor Goicovic. Mucha agua ha corrido bajo el puente y la escuela de Iquique sigue reconstruyéndose en nuestra memoria y resignificándose en nuestros escritos y serán cortos cien años. Una buena excusa para sentarnos a elaborar este viejo ejercicio humano que quisieron llevar a la práctica los cientos, los miles de trabajadores asesinados en 1907.

Conversar, dialogar… para eso hemos convocado a una mesa de conversación, discusión idealmente pero, ojala en forma natural. Abordar el tema de la clase única vendría siendo a veces un poco una patología y creo que eso no es factible, no es necesario sobre todo para alumnos que están en Universidad y también en liceo expongan clases especialistas de éste tema, creo que también, lo que se hecha mucho de menos en este tipo de jornadas en general es la conversación, el diálogo, el cambio de posturas y, de alguna manera el intercambio de las investigaciones que se realizan.

Hoy día a la hora de almuerzo se produjo una muy agradable y simpática conversación entre el señor Sergio Gonzáles y el señor Sergio Grez, habría sido muy bueno que algunos alumnos de enseñanza media y Universidad hubiesen escuchado esta incipiente discusión, conversación. Para eso está una persona muy reconocida por nosotros y por lo menos yo recuerdo mi generación de estudiante Universitario quedamos marcados por una clase del año 92’ en la Quinta Normal, en donde un profesor contra todas las expectativas que uno tenía de la formalidad y de la impersonalidad de los profesores y docentes Universitarios se acercó a conversar con nosotros sobre temas no solo de Historia sino que también de nuestras vidas, es don Julio Pinto. Doctor, Magíster y Licenciado por la Universidad de Yale, trabaja hace muchos años en la Universidad de Santiago, además profesor de la Universidad de Chile, Profesor de la Universidad Católica, coordinador y director del departamento de de la Universidad de Santiago, recientemente elaboró un trabajo sobre izquierdas y derechas, además de realizar un trabajo sobre nacionalismos durante el siglo XIX.

Nos acompaña en ésta mesa y no de menor importancia otro destacado Historiador el señor Igor Goicovic, quien es Doctor por la Universidad de URSIA, Magíster en la Universidad de Santiago se ha desempeñado en distintas Universidades a lo largo del país, docente de la Universidad Arcis, Coordinador y Magíster de la Universidad de Santiago. Licenciado de la generación que yo hace un momento citaba en la cual el profesor Pinto nos encomió desarrollar la Historia y Geografía en aquella acomodable jornada en la Quinta Normal, estudio su Magíster en la Universidad de la Frontera, después igualmente desarrolla doctorado en la Universidad Arcis, profesor de las Universidades del Mar y Pedro de Valdivia en La Serena, el profesor Pedro Canales.

La idea es, rondar una serie de preguntas sobre diversos temas que, ya entre la exposición del profesor Gonzáles y la exposición del profesor Altazar seguramente se han comenzado a gestar en algunos de ustedes algunas preguntas y dependiendo del tiempo no se extiendan demasiado, haremos las respuestas.

La primera pregunta es común, es para los tres y, que parte de una obviedad ¿por qué hablar de Santa María, en que componente sacrificial del sujeto popular como lo ha llamado el profesor Grez es mas importante que los triunfos de la clase trabajadora o de los grupos populares?, en definitiva la pregunta es, ¿por qué conmemorar una derrota? El orden que le hemos dado a la mesa es: don Julio Pinto, don Igor Goicovic y el profesor Canales.

_ Profesor e Historiador, don Julio Pinto Vallejos:

Bueno, agradezco primeramente la invitación a esta jornada de la cual soy partícipe, lo cual es para mí todo un privilegio que gratifico y los felicito por seguir manteniendo con vida ésta valiosa iniciativa que son las jornadas en terreno. En el fondo espero que aquella recordada clase en los pastos de la Quinta Normal, seguramente a estas alturas de la vida no las pudiera hacer, porque ya la salud no acompaña, como cuando tenía quince años menos, estos dos jóvenes (Profesor Pedro Canales y el Profesor Jorge Rivas Medina) eran alumnos recién salidos de la enseñanza media con muchas ansias de saber, me temo que las generaciones mas recientes no tienen esos mismos recuerdos y, por lo visto a Jorge Rivas aquello lo ha marcado profundamente, dicho eso voy a la pregunta.

En el espíritu de la mesa voy a responder de una manera un poco provocadora y especulativa, no obstante, la idea es “avivar un poco la cueca”. Tengo la sensación y aquí me podrá corregir mi amigo Sergio Gonzáles de que Santa María, la matanza de la escuela Santa María no siempre tuvo el grado de impacto y, de conmoción que tiene para nosotros y que ha tenido durante las últimas dos o tres décadas. Me da la sensación de que en las décadas siguientes a la matanza, sobre todo del 20’ en adelante no era un tema que se recordara tanto como ahora y yo recuerdo que durante mi propia infancia y adolescencia, hace muchos años ya durante los años 60’ hasta que apareció la cantata, y aquí yo aseveraría a modo de provocación que fue la propia cantata la que volvió con esto en el tapete de la memoria Histórica Chilena del recuerdo de Santa María de Iquique y lo hizo en un momento que por lo demás fue dramático y que le daba mucha actualidad.

En lo que respecta a mi propia experiencia yo puedo afirmar con mucha certeza, de que cuando salió la cantata a mi me impresionó mucho en parte por su calidad poética y musical, pero en parte también porque me presentaba delante de los ojos un hecho de la Historia de Chile que yo desconocía totalmente y, que repito, el ambiente que se respiraba en aquellos años era muy fuerte, es decir, aquí ha corrido sangre y yo que en ese tiempo como joven de diecisiete dieciocho años desconocía aquello y, después del 11 de Septiembre de 1973 esa actualidad se hizo aun mas golpeadora, mas patente, sobre todo la ultima parte que dice estamos cantando para que esto no se vuelva a repetir, después del 11 de Septiembre del 73’ era un hecho muy doloroso, entonces creo que este simbolismo que expidió la matanza de la escuela Santa María tiene mucho que ver con el sentido de la memoria mas que con el hecho mismo de quienes estamos en esta dinámica entre la memoria, la Historia que además es fascinante.

Como un hecho Histórico que ocurrió y lo terrible que fue adquiere ciertas significaciones por lo cual es recordado, me parece muy interesante y además muy hasta cierto punto alentador, que hoy en día a cien años de la matanza recordemos mucho mas que los hechos, que los analicemos a fondo, que la presencia masiva de ustedes acá, el hecho de que esta jornada se haya dedicado específicamente a este suceso y, digamos la proliferación de actividades académicas, sociales, artísticas volcadas hacia el Centenario de Santa María de Iquique nos habla del impacto que provoca en el Chile de hoy este fenómeno y, eso en los momentos de relativa apatía podríamos decir a mi me parece un elemento muy esperanzador muy alentador, aunque sean los recuerdos de una derrota.

_ Profesor e Historiador, don Igor Goicovic:

Con el complejo de hacerse cargo de las derrotas, habrá que reflexionar lo leído que, por lo demás en cierta forma a lo menos desde 1973 en adelante la derrota ha sido casi una constante, desde la perspectiva del desarrollo del movimiento popular y de los problemas sociales. En consecuencia constituye una reflexión imprescindible, ­­­­­­-pero previo a ello al igual que Julio, quiero agradecer en particular Jorge- la invitación a la jornada Luis Carreño Silva, tengo el agrado de estar acá, me siento tremendamente agradecido de tener la oportunidad de abrir éstos temas tanto con los miembros del panel, como así también con los estudiantes presentes.

Yo creo que acá hay básicamente dos cuestiones de las que me gustaría hacerme cargo terminalmente, que tienen directa relación con la interpelación que nos plantea Jorge, de que efectivamente existe al interior de la cultura popular y particularmente de la cultura popular de la izquierda, una suerte de reivindicación de martirologio, algo que efectivamente denomina la intención sacrificial al interior del movimiento populista, hay una suerte de ageografía que acompaña también la lectura de los personajes Históricos y la reivindicación de los héroes populares que están directamente asociadas al como éstos entran en condición de holocausto y como a partir de sus sacrificios se redimen ante el mundo popular. Quizás la imagen mas fuerte o mas potente que en este sentido se he ido articulando el la temática sacrificial es probablemente la figura de Salvador Allende, situado en la contingencia Histórica científica y sin haber hecho del discurso de la violencia un elemento permanente en su actividad política termina recurriendo a las armas para entrar a la posteridad del holocausto de su sacrificio contra las fuerzas avasalladoras antagónicas. Allende en ese sentido seria la expresión culmine del desarrollo de esta cultura sacrificial, es aquello lo que lleva a una expresión mas avanzada, las coherente, mas consecuente dicho de otra manera.

Por otra parte con respecto a la línea popular que anteriormente planteaba Julio Pinto al comienzo que estaba contenido incluso en la línea popular y es reiterativo ya que no solo esta presente en la cantata de Santa María de Iquique, sino que en múltiples expresiones literarias y que es aquella analogía entre los asesinados, los muertos caídos, en este caso una matanza obrera con una sangre que se derrama sobre un terreno, mundo popular, las masas organizadas, tiene que ir a germinar en semilla de redención, vale decir, la muerte del mundo popular se rebela posteriormente y que toma fuerza a partir del holocausto. Creo que además en eso, en esa forma de representación de estos fenómenos hay también una construcción política, una construcción discursiva que expurga la revancha, expurga la violencia, como un elemento de reacción frente a la violencia represiva desatada por el estado, es decir coincide este discurso que apela a lo sacrificial como una expresión de la política que reniega del uso de la violencia como un instrumento y que tiene una coherencia por lo tanto en el desarrollo de esta lectura que apunta a reivindicar el sacrificio y la muerte por sobre la lucha y el pensamiento, la revancha.

Ahora bien, el rescate de la memoria en el plano de los hechos, que en este caso en particular demanda la historiografía formular nuevas interrogantes de los mismos acontecimientos, la historiografía interpela a los acontecimientos del pasado para plantearse nuevas interrogantes que respondan a nuevas inquietudes surgidas en este tiempo, de tal manera que no tan solamente acudamos a los hechos de Santa María, tratando de recomponer, reconstrurir o redituar la memoria que tenemos sobre aquellos acontecimientos, sino que también para tratar de entender desde nuestro presente los problemas Históricos acaecidos. Dicho eso además la memoria nos lleva, nos conduce a una reflexión sobre los sentidos, es decir ¿para que recordamos?, no solamente plantearse porque conmemorar la derrota, sino cual es el sentido de rememorar, de reactualizar de volver a formularse preguntas e interrogantes respecto de esta temática. Y yo creo que lo que acá esta en discusión es el problema de los aprendizajes y aquí separo de los aprendizajes estrictamente académicos y voy a los aprendizajes políticos.

Recuperar la memoria Histórica sobre Santa María de Iquique, apelar a los sentidos de la memoria sobre este holocausto sobre esta matanza que provoca poner en discusión las formas de ver que el pueblo sea así mismo ante las atrocidades de la represión es un elemento permanente del devenir de los movimientos populares en Chile durante los siglos XIX Y XX. Creo que aquí esta el gran aprendizaje Histórico y en cierta forma el sentido especifico de recuperar la memoria Histórica sobre Santa María de Iquique.

_ Profesor Magíster, don Pedro Canales T:

Muy buenas tardes gracias a los profesores y estudiantes en general por su invitación, recuerdo esta jornada, yo estuve hace doce años atrás con un grupo de compañeros de la Universidad en aquella jornada. Con respecto a la temática es necesario antes de introducirse de lleno en el tema reflexionar, criticar, indagar, analizar. Quiero comenzar a explicar mis planteamientos comenzando por saludarlos (en Mapudungun), yo no soy mapuche y lo hago porque quiero explicar en base a la pregunta que el profesor Rivas ha expuesto, los años que he trabajado como profesor de Historia y en cierta manera como investigador, me defino como profesor rural, estudié en la Usach, recuerdo haber participado de aquellas actividades de la Quinta Normal y otras mas me fui al sur y allá trabaje el tema que mas me interesaba que era sobre la Historia indígena, movimiento mapuche. En ese sentido yo lo que viví en la vida va a estar marcado fuertemente por lo que yo he desarrollado durante todos estos años, mi tesis de grado, tesis de maestría y actualmente realizo estudios de doctorado en la Universidad Arcis.

Acerca de la pregunta, del tema del fracaso porque conmemorarla. Creo yo que una de las grandes explicaciones que uno podría comenzar a escarbar es el hecho del comportamiento de la forma como el estado Chileno se ha involucrado y ha construido verdad relación de participación. Fundamentalmente en el extremo norte el pampino como decía hoy el profesor Gonzáles y con el mundo mapuche fundamentalmente con lo que tiene con su frontera, en ambos casos se ha utilizado la fuerza la violencia, la coerción, son temas gravitantes. Hacia 1907 el tema de la cuestión mapuche así como el tema de la cuestión social fueron temas relevantes que de una u otra forma fueron dando cuenta de proyectos políticos y proyectos económico-sociales, destacar que era una época de auge, de gran actividad económica y en ese sentido el estado Chileno desarrollo sus expansiones junto con el capital.

La declaración de independencia generó la posibilidad de seguir desarrollándose, seguir expandiéndose, seguir consolidándose y, eso provoca que hoy se entienda de modo que la derrota fue consecuencia de la sociedad que se construyó en aquella época.

Recordar conmemorar una derrota tiene que ver fundamentalmente con revisarnos nosotros y, a partir de eso tener claro el rol que la violencia ha tenido y junto con la violencia el rol que ha jugado el fascismo en nuestra Historia, que actualmente “nos ha ido bien como país” entendido como un triunfo, muchas gracias.
* Primera ronda ponencia de la jornada de Historia, Universidad de Playa ancha (Valparaíso), agosto de 2007.

jueves, 8 de noviembre de 2007

La Historia del Debate


Por Mauricio Bertero


A propósito de una invitación que he recibido para participar como panelista el próximo 9 de noviembre en un Seminario-Cine sobre el tema "La emergencia de un nuevo paradigma", traigo a colación este tema.
La actividad es organizada por el Instituto Profesional de Chile en el Auditorio de la Cámara Chilena de la Construcción, en La Serena, donde compartiré la mesa con el Dr. Carlos Calvo - director de mi programa de Doctorado en la Universidad de La Serena -; la psicóloga María Teresa Pozzoli de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano; y el periodista Alejandro Abufom, director de la revista Nueva Mirada.
Aunque mi participación estará enfocada al tema de las organizaciones, no puedo sustraerme a mi formación profesional de base en Historia y Geografía, la cual, sin duda, también tiñe mis interpretaciones.
Al igual que todo el mundo del saber, la historia hoy navega también por aguas tormentosas. Pese al creciente interés de muchos jóvenes por estos estudios en Chile, la pródiga producción de nuevas obras y el creciente interés de los medios masivos por estos temas, hay de fondo una crisis en las bases de esta disciplina. La historia también atraviesa por su crisis paradigmática.
La llamada ciencia moderna resquebrajó los que parecían sólidos cimientos de la interpretación tradicional, cartesiana, lineal y positivista del pasado del ser humano. Y esos cuestionamientos han alcanzado a la historia como disciplina. Sin embargo, en esta crisis hay una vitalidad que pese a la confusión actual abre nuevos horizontes con nuevas interpretaciones.
Un número creciente de personas está ávido de comprensión, de entender el sentido de sus vidas y de la sociedad que hemos construido. En parte, esas respuestas pueden ser respondidas por la historia. Pero la gran diferencia con el pasado es que hoy se abre paso la idea que no existe la objetividad histórica, sino que vivimos en mundos interpretativos; que el sujeto no está separado del objeto que intenta explicar; que la ilusión de describir fielmente una "realidad objetiva" y acceder a la Verdad no es más que eso, una ilusión; y que no obstante todo lo anterior, no todas las interpretaciones son iguales, sino que algunas pueden ser fundadas y validadas en un consenso social o disciplinario.

Lo Nuevo
En España, existe desde la década de los '90 una red denominada Historia a Debate con la que suscribo plenamente en sus afanes por abrir caminos a esta disciplina, a través de nuevas vías de exploración que no sólo se circunscriben a los reductos especializados de la academia.
Carlos Barros, un destacado catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela, es quien coordina esta red.
En la siguiente entrevista publicada por la revista cultural Miriades el Dr. Barros nos da pistas para entender el proceso que vive la historia como campo de estudio:

¿Por qué existe la necesidad de construir un pasado? La historia es una rama irrenunciable del saber, fruto de la modernidad, el racionalismo y la ilustración, de ahí los ataques del posmodernismo radical, sin demasiado éxito, al menos en Europa. La historia es una necesidad perenne de las sociedades y civilizaciones humanas para saber de dónde venimos y adónde vamos, o a dónde nos quieren llevar. Hoy más que ayer, sin pasado no hay futuro, vivimos un tiempo histórico muy acelerado.

¿Cuál es la misión del historiador?
Investigar el pasado desde el presente con rigor y profesionalidad, es lo que nos distingue de otros interesados y cultivadores de la historia. Con todo, en Historia a Debate (HaD) no reivindicamos un monopolio corporativo sobre la historia y su escritura, es muy bueno para el presente y el futuro de la historia como oficio que otros investigadores, profesionales y escritores, políticos, sociedad civil e instituciones, media y editoriales, se interesen por la escritura de la historia, y traten incluso de utilizar ­en el mejor y peor sentido- la historia según sus intereses (también los historiadores tenemos los nuestros, individual y colectivamente), influyendo sobre su escritura, divulgación y enseñanza. No concibo mejor futuro para la historia como disciplina que una historia socialmente útil, con lo que implica de aceptación de la pluralidad de enfoques e interpretaciones.

¿Está la historia en crisis? ¿Hay una crisis entre las actuales corrientes históricas?
Pienso que “crisis” en el sentido de decadencia ya no, desde mediados de los años 90 estamos, internacionalmente hablando, en la fase subsiguiente de la “crisis” como mutación o cambio de paradigmas. Hemos evolucionado de la “crisis” de las “grandes escuelas” historiográficas del siglo XX a la emergencia, más o menos organizada y consciente, de diversas alternativas a los problemas epistemológicos y sociales de la escritura de la historia en el siglo XXI.

Si la hay, ¿Tiene alguna responsabilidad la comunidad de historiadores?
Existe una responsabilidad de la comunidad de historiadores en la “crisis” de las nuevas historias de los años 70 pero es mayor la responsabilidad presente a fin de salir de la “crisis” de manera positiva, asumiendo la “crisis” del marxismo, Annales, estructuralismo y economicismo, sabiendo que “si cambia la historia, cambia la historiografía”, aprovechando, en suma, la oportunidad colectiva que entrañan estos periodos de “ciencia extraordinaria”, algo difícil siempre para que quien entienda la profesión de forma exclusivamente individual. La recuperación de la dimensión comunitaria de nuestro oficio está relacionada asimismo con nuestra capacidad para acompasar ­cuanto menos- la historia que se escribe con la historia que se vive, sujeta a un cambio inacabado desde la caída del muro de Berlín. La responsabilidad del historiador colectivo entraña no hacer tabla rasa con las vanguardias historiográficas del siglo pasado, con fugas “hacia atrás” como la “historia tal como fue” de Ranke y los próceres como grandes protagonistas de la historia, o “hacia delante” como la devolución posmoderna de la historia al seno de la literatura, lo todavía nos retrotrae más atrás.

¿Cuál es el paradigma actual que rige en la historia?
Habría que decirlo en plural, entendida la palabra “paradigma” a la manera kuhniana como “conjunto de valores y creencias que comparten una comunidad de especialistas”. Vivimos un tiempo de rivalidad de paradigmas, un paréntesis -en teoría- entre dos periodos de “ciencia normal”. En el preámbulo del Manifiesto historiográfico de HaD identificamos en el ámbito internacional (euroamericano, en realidad) cuatro tendencias historiográficas actuales, más o menos latentes: 1) los partidarios del retorno a la “vieja historia”, expresado en el auge de la biografía, el regreso de la “historia se hace con documentos”, etc.; 2) los partidarios de continuar, sin modificaciones sustanciales, con los temas y enfoques historiográficos de los años 60 y 70; 3) los partidarios de una “historia posmoderna” de tipo metodológico anarquista (Feyerabend), filosófico (opuesta a la idea de progreso) y/o epistemológico (la realidad es el discurso, constructivismo extremo); 4) los partidarios de un nuevo paradigma por la vía de una síntesis, critica y autocrítica, que responda a las necesidades historiográficas del siglo XXI en construcción. HaD es tal vez la parte internacionalmente mejor organizada de esta cuarta opción historiográfica, diferenciándose del resto de alternativas en la apuesta por mantener el debate, hacía dentro y hacia fuera, como un elemento permanente de nuevo consenso que propugnamos.

¿Conviene una historia de hechos o de procesos? ¿De profesionales o divulgadores?
Vale, es como cuando de niños nos preguntaban, ¿a quien quieres más a papá o a mamá?, y solíamos responder: a los dos. Una de las claves de nuevo paradigma que proponemos es, dejando atrás el cartesianismo, pensar con dos ideas a la vez, por lo menos, algo que aprendimos de la vieja dialéctica y después olvidamos por mor del determinismo, el economicismo, el objetivismo y el estructuralismo. Por tanto, hechos y procesos, economía y política, sociedad y mentalidad…, son, o deberían ser, inseparables en nuestra investigación. Al igual que el objeto y el sujeto en los procesos de conocimiento histórico y no histórico. Respecto a la segunda parte de la pregunta, mi opinión es que el profesional de la historia debe ser más divulgador, y el divulgador aficionado más profesional. HaD como “comunidad historiográfica de nuevo tipo” trata de incluir a historiadores no profesionales, otros académicos interesados por la historia, profesores de secundaria y estudiantes avanzados en sus debates, reflexiones y trabajos.

¿Qué es la "verdad" histórica?
La verdad histórica es el resultado de la interacción del historiador con su objeto. La creencia en que, gracias a un “método científico” accedemos a una verdad exacta, perfecta, definitiva y neutra, no es más que un mito positivista de connotaciones más religiosas que científicas, si nos atenemos al concepto actual de ciencia. Hay mucho de religioso en el sentido (moderno) de lo absoluto y lo utópico aplicado a una verdad incondicionalmente objetiva, que sólo el historiador académico puede trasmitir a la sociedad, eso sí de manera imperfecta porque sólo Dios conoce en último término la historia “tal como fue”. Una verdad histórica, laica y por lo tanto auténticamente científica, es siempre una verdad objetiva (pasado) condicionada por su sujeto cognoscente (presente) sobredeterminado a su vez por un contexto. Dicho lo cual es menester criticar con no menos energía a los que, radicalizando la subjetividad y el relativismo de la historia que escribimos, niegan cualquier objetividad en nuestras investigaciones históricas. Por hipercriticismo, ignorancia o falta de imaginación, hay quienes piensan, erróneamente, que la verdad histórica si no es objetivamente pura, irrefutable, es pura ficción, la simple proyección del presente sobre el pasado. Maniqueísmo destructivo que está siendo alentado desde los extremos del debate historiográfico, positivista y posmoderno en medios académicos angloamericanos: afortunadamente en el universo historigráfico latino y europeo las opciones son más realistas, ricas y complejas.

¿Cómo se construye o destruye al pasado? ¿Qué lugar tiene la interpretación?


El historiador construye el pasado conforme lo descubre, y viceversa. Tarea de conocimiento, difusión y actualización de la historia, en la que también intervienen, directa o indirectamente, los sujetos sociales y políticos de cada presente. La “destrucción” del pasado puede responder a diversas causas: historiográficas, como la “desaparición” del sujeto femenino durante la prolongada hegemonía del paradigma patriarcal; históricas, como la implantación más o menos consciente, en la España democrática, del “olvido” oficial de la II República, las victimas del franquismo y la oposición antifranquista. Es función del historiador ayudar con su obra a la rehabilitación de los actores de la historia, tomando en consideración que las fuentes y las historiografías dominantes han favorecido las “grandes figuras” por razones sociales, ideológicas, políticas o religiosas. En cuanto a la interpretación decir que sin una reflexión multifacética por parte del historiador, las investigaciones históricas difícilmente llegan a alcanzar una calidad mínima, sin que eso quiera decir que no sean útiles. El defecto contrario, interpretación sin datos, se da raramente entre los historiadores de oficio.
¿Puede la historia considerarse una ciencia?


Ya respondí a esta pregunta, que además me parece fundamental, no sobra volver a ello. La historia es una “ciencia con sujeto”, lo demás es “cientifismo”. Las ciencias de la naturaleza, empezando por la física, rebasaron a lo largo del siglo XX el paradigma newtoniano, mecanicista, objetivista, de la ciencia ­que denominamos positivista en el siglo XIX- pero no así la historia académica, necesitada de una actualización del concepto de ciencia, que en su doble definición objetiva / subjetiva nos reconcilia con lo que hacemos cuando investigamos. Para dicha puesta al día es menester un acercamiento epistemológico entre la historia y la historia de la ciencia, la fase pospositivista iniciada por Thomas S. Kuhn en 1962 lo hace posible.

¿La aplicación rigurosa del método científico puede subsanar el problema de la objetividad?
Depende de que se entienda por “método científico”. Normalmente entre los historiadores, y otros científicos sociales, se comprende por tal el método inductivo positivista o, en el mejor de los casos, el método hipotético-deductivo del neopositivismo, con lo que no resolvemos el “problema de la objetividad”, más bien lo agravamos, puesto que el positivismo, versión decimonónica de la “ciencia moderna” del siglo XVII, en su aplicación a las ciencias humanas y sociales, escindió el objeto del sujeto en la teoría y la práctica del conocimiento científico, cuestión de fondo que el neopositivismo no resuelve -tampoco lo pretende- concediendo mayor margen al investigador, pues repone el objeto en toda su majestad cuando ubica en la verificación empírica la fuente final de la verdad. Desde “La estructura de las revoluciones científicas” sabemos que la verdad científica se decide por consenso de la comunidad de especialistas. En resumen, el problema de la objetividad es que no existe al margen de la subjetividad, con lo estamos obligados a reformular esencialmente la antigua noción de “método científico”.

¿Cuál es el problema de las ideologías en la historia? ¿Cómo se evita sesgar?
No se evita, ni conviene hacerlo, la parcialidad forma parte de nuestras fuentes, investigaciones e interpretaciones históricas, a veces contradictorias de un historiador a otro, cuando el hecho analizado fue polémico en su tiempo, es motivo de discusión colectiva hoy, o ambas cosas. La objetividad histórica exige en estos casos la pluralidad de enfoques y interpretaciones, lo que permite al historiador en particular, o a un grupo de historiadores, asumir con mayor libertad y compromiso la investigación sin “temor” a ser tachados de parciales historiográficamente. Obviamente, cumpliendo siempre con el rigor intelectual y el apoyo documental que caracteriza a la historia académica como herencia (positiva) de la primera definición (positivista) de la historia como ciencia. La parcialidad más “temida” no es, con todo, tanto historiográfica como ideológica, ciertamente, por consiguiente, insistimos: sería caer en el autoengaño pensar que la ideología y los valores de los historiadores no influyen en su obra, que ha de ser valorada -de ahí la necesidad de la historiografía- junto con las creencias y prácticas de sus autores, factores de mentalidad y política a menudo coadyuvantes de los grandes descubrimientos historiográficos. Sin el nacionalismo ¿hubiera nacido el positivismo historiográfico? Sin el marxismo ¿hubieran entrado en la historia escrita las clases populares? Sin el feminismo y el ecologismo, ¿habríamos desarrollado la historia de las mujeres o la historia ecológica? Otras veces las ideologías destruyen o manipulan la historia y la historiografía, por supuesto, todas las ideologías son parte de la historia y de la historiografía, no vale científicamente esconder la cabeza bajo el ala, aunque también hay que dejar claro que debemos combatir simultáneamente el “todo vale” ideológico o historiográfico: la investigación histórica debe hacerse desde unos valores universales, el historiador precisa como otras profesiones de una ética académica y social de referencia, cuyo contenido evoluciona con la historia, naturalmente.

¿La historia es consensuada? Si es así, ¿cómo se evita mirar a la historia con un escepticismo feroz?
Ya lo dijimos, la escritura de la historia es un fenómeno colectivo con independencia del grado de conciencia que tenga sobre ello tal o cual historiador individual, incluso cuando la disciplina está tan fragmentada como ahora la comunidad historiográfica cumple una función validadota por acción u omisión. Las investigaciones empíricas o interpretaciones personales se transforman en consenso académico, y social, en la medida en que son reconocidas, y divulgadas, o bien silenciadas, ignoradas o criticadas, lo que suele pasar cuando se trata de verdaderas novedades. Este y no otro es el funcionamiento real de las comunidades académicas, vinculadas por mil cables invisibles con la sociedad, la mentalidad y la política de cada época y país. Para no caer en un “escepticismo feroz” sobre la historia, como dices, hay que abandonar en resumen cualquier confusión entre la inmaculada concepción y la escritura de la historia, usual campo de batalla entre diferentes maneras de entender la historia y el presente, entre las que debemos optar reivindicando la libertad de investigación al tiempo que la profesionalidad de nuestro trabajo.


¿Cómo se enseña la historia y quién está a cargo?
A cargo de la enseñanza de la historia están, en principio, los profesores de historia, si bien, como todos sabemos y sufrimos, el Estado interfiere con indicaciones y obligaciones sobre el contenido de la historia enseñada que pueden variar, para bien o para mal, según el partido que gobierne. En Uruguay incluso los políticos de oposición pretenden condicionar la enseñanza de la historia más reciente (véase el “caso Demasi” en el apartado de Academia Solidaria en http://www.h-debate.com)/. La “crisis” de la historia y otras ciencias sociales, incluyendo la pedagogía, sumada a la reactivación nacionalista de los viejos Estados-nación ante la globalización y las reivindicaciones identitarias internas, han facilitado retrocesos en la autonomía, la innovación y el compromiso de los profesores, hay que recuperar estos valores docentes e historiográficos animando nuevos paradigmas educativos e historiográficos en alianza con la universidad, con el objeto de hacer frente con éxito la vuelta al contenido tradicional de la historia enseñada en la escuela primaria y secundaria (biográfica, política, institucional, acontecimental), a una enseñanza memorística y autoritaria, etc., sin caer en el otro extremo: un constructivismo posmoderno que pretende anular la figura cardinal del profesor que enseña.

¿Qué ocurre a quienes crecen con la conciencia histórica distorsionada?
Bueno, la conciencia histórica está siempre “distorsionada”, sujeta a puntos de vista, ideologías e intereses, endógenos y exógenos, sea conciencia de grupo, etnia, clase o nación. Lo importante es enseñar y practicar un pensamiento crítico completo, es decir crítico y autocrítico, como parte de una investigación, enseñanza y difusión de la historia basada en valores de identidad, progreso y democracia, igualdad y justicia, paz y solidaridad. Defendiendo para ello de forma colectiva la libertad de cátedra y la autonomía de las instituciones educativas frente a quienquiera agredirlas.
Supongamos que un profesor explica la Revolución Industrial a alumnos de 14 años: muestra dos dibujos de época de un taller textil, y dan cuenta de dos historias radicalmente diferentes a partir de una misma cosa. A los chicos les queda la idea de que en la forma en uno cuente los hechos, se cuenta una historia u otro. Pero también da la idea de que se puede hacer cualquier historia según como se presente.


¿Qué opinión le merece?
Positiva, mi opinión es positiva. Enseñar a los alumnos diversos modos de indagar y aprender la historia es bueno, si lo que pretendemos es formar mentes libres que asuman su propio compromiso individual y colectivo. Otra cosa es proclamar de manera irresponsable que vale “cualquier historia”, si el relativismo extremo es malo científicamente, ¿qué se podría decir éticamente? No olvidemos que el posmodernismo, que ha tenido sus cosas buenas, ha sido pensado para sostener ideológicamente el establishment, porque si “todo vale” también valen la injusticia y otras desigualdades ¿Qué se puede hacer, entonces, para que el alumno aprenda dos ideas a la vez, pluralidad y compromiso, objetividad y subjetividad? Pues dar ejemplo como docentes mostrando que la dependencia de la historia respecto del sujeto no quiere decir que la historia sea mentira, más bien lo contrario,; enseñando a distinguir críticamente las diferentes interpretaciones o enfoques históricos desde una posición ético-científica, que el profesor puede y debe explicitar en la clase, sin que por ello tenga que estar de acuerdo el alumno con todo. El consenso y la diversidad existente entre los propios enseñantes benefician la formación plural del alumno como parte del mínimo común denominador en construcción.

¿Cómo se pudo haber pasado de una historia más centrada en las memorias de las clases dominantes a esta instancia en que hay historia de cualquier cosa?
Entre una cosa y la otra, también hubo -y hay- en Argentina una historia de las clases dominadas, ¿no? Sin embargo, es cierto que la “crisis” del marxismo, inseparable del desencanto político-ideológico de la generación “setentista”, impulsó la desmembración de la ciencia histórica y tuvo otros efectos nocivos. Pero ahora estamos en un momento histórico más propicio para retomar y reconstruir la idea de progreso, sin la cual la historia y otras ciencias sociales pierden su sentido, se abre paso pues un repunte historiográfico que ha de renovar la “vieja nueva historia” haciendo frente a los nuevos retos de la globalización. A diferencia de los años 70, la nueva historiografía adopta un talante menos sectario, más democrático y tolerante, y no por ello menos comprometido. Por ejemplo, no vale ya satanizar -o divinizar- tal o cual tema de investigación, “todo es historia”, la validación hay que desplazarla del tema al enfoque, los resultados y la finalidad científica y social de cada historia.
Humberto Eco opinó que Internet tiene un efecto negativo para la historia, porque publicar tantas cosas sin importancia hace perder de visto las cosa simportantes en que el futuro debería centrarse.


¿Qué opinión le merece esto?
Me producen tristeza las recientes declaraciones alemanas de Umberto Eco a la revista Cicero (algo parecido dijo ya, hace dos años, en Die Welt) contra Internet y a favor de una historia elitista y machista (dijo lo siguiente: “saber cuando murió Julio César es importante, mientras que la fecha de la muerte de su mujer no”). Estas opiniones reafirman nuestra convicción sobre la urgencia de un recambio generacional para que las redes digitales y otros nuevos paradigmas se impongan plenamente en la academia, y en otras esferas. Nos preguntamos si Eco ha buscado algo recientemente en Internet, porque el uso de elementos de inteligencia artificial hace que Google, y otros buscadores, te ofrecen en los 10 primeros resultados lo esencial de cualquier tema, si se sabe poner bien las palabras a buscar, claro está. El hecho de que Eco se siente “amenazado” por la revolución del conocimiento que supone Internet, históricamente superior en extensión, democracia y profundidad a la protagonizada por la imprenta y la alfabetización de masas, viene a señalar tanto la dificultad de las “grandes figuras” del pasado siglo a revalidar su papel en los nuevos formatos globales, como la relación diferente que está habiendo ya entre “líderes” y “masas”, por usar los viejos términos. Los “líderes” gracias a la sociedad de la información ya no son intocables, y lo serán todavía menos. Las “masas” son ahora más formadas y menos aborregadas, si es que algún día lo fueron tanto como dijo y quiso la élite. Esto que decimos lo puede comprobar el propio Eco si se molesta en verificar las miles y miles de respuestas casi unánimemente negativas que han provocado en Internet sus declaraciones alemanas. Si la difusión de esos disparates hubiera sido exclusivamente en papel, su merecido prestigio continuaría intacto.

¿Podrá darse la unificación del discurso histórico en temas como, por ejemplo, la Segunda Guerra Mundial?
No, y tampoco sería deseable. Así y todo, diferenciaría entre las historias oficiales con sus mitos contrapuestos sobre la II Guerra Mundial, vigentes actualmente en Estados Unidos, Japón, Rusia …, de las historias académicas siempre susceptibles de un tratamiento más serio, documentado, incluso revisionista, salvo que se trate de obras de encargo, por parte de una editorial o una institución, dirigidas a un mercado ideológicamente pre-determinado, entonces la parcialidad se impone claramente, ganando ­no siempre, todo hay que decirlo- en nivel historiográfico si comparamos con los habituales divulgadores aficionados.
¿Cuál sería el problema de esta disciplina que más urge solucionar?
Sin duda, la fragmentación rampante en temas, métodos y especialidades, en tiempos de globalización.


jueves, 25 de octubre de 2007

II Jornada de Historia de Chile.


La universidad Pedro de Valdivia junto con los estudiantes y profesores de la carrera de Pedagogía en Historia y Geografía, se enorgullecen en presentar por segundo año consecutivo la jornada de Historia de Chile.

Lo que comenzó como un tímido acercamiento a la historia de Chile, hoy se convierte en un sólido y prometedor espacio para la discusión y el análisis de nuestra Historia.

La jornada que se realizara este año constara con destacados historiadores como Sergio Grez, Guillermo Cortes Lutz, Jorge Rivas Medina, entre otros.




Lunes 19 de Noviembre de 2007, entre las 9:30 y las 17:30 hrs.
Para más información segundajornadahistoria@gmail.com

martes, 9 de octubre de 2007

El movimiento obrero de mayor Impacto Social del siglo XX en Chile: La Matanza de la escuela de Santa Maria de Iquique.


Autor: Nicolás Cabrera Valdivia

La finalidad de este ensayo es caracterizar como se fue desarrollando el movimiento obrero en el norte de nuestro país, explicando sus causas, consecuencias y los efectos sociales que provocaron en la sociedad chilena a comienzos del siglo XX.

Para demostrar que mis argumentos son validos y que tienen un fuerte apoyo historiográfico, me apoyare en historiadores conocedores sobre el acontecimiento ocurrido el 21 de Diciembre de 1907 en Iquique, para así dar una correcta visión sobre este hecho histórico que sin duda a dejado un desastroso recuerdo al mundo obrero de nuestro país.

Con respecto a lo mencionado anteriormente, hay que formular las siguientes interrogantes ¿Porque los obreros sentían un descontento con respecto al salario que recibían?, ¿Cual fue el factor gatillante que desencadeno esta recordada matanza en Santa Maria de Iquique? y para finalizar ¿Que efectos sociales trajo el movimiento obrero en Chile a principios del siglo XX? y ¿Porque hasta el día de hoy este tema aun es desconocido por la mayoría de los Chilenos?

Por lo tanto mi hipótesis tentativa es afirmar como este movimiento obrero organizado fue capaz de manifestarse en contra de la oligarquía terrateniente ingles y como este grupo heterogéneo de personas que por su gran valor, fuerza y amor a la vida, aun son recordados como el mayor crimen social vivido en el mundo obrero en Chile.

El movimiento obrero en Chile empieza a manifestarse a finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, en el periodo de máximo auge del salitre, mineral muy valioso, que género grandes riquezas para la clase dominante que dirigía el país, la Oligarquía y el capital ingles. Mas que nada el movimiento Obrero comenzó a fortalecerse con algunas inquietudes que le provocan un malestar como clase social, estos son los malos salarios y el maltrato laboral. Principalmente estos dos factores gatillantes fueron los motivos para que el movimiento obrero comenzara a organizarse y protestando por la injusticia que estaban siendo sometidos, ya que en aquel entonces al patrón solamente interesaba el dinero y en poseer grandes riquezas, y esto generaba un desequilibrio total en la distribución de la riqueza tanto en Chile como en Latinoamérica.

Hay que mencionar también ¿Porque este movimiento obrero se genero en el norte de nuestro país? hay que decir que toda la riqueza mineral estaba en el norte, y los mayores perjudicados fueron los obreros y mineros de las salitreras, pero además hay que destacar la participación de otros grupos de personas como los pampinos, según Sergio González “ No solo hay que enfocarse a la dimensión de los obrero, sino que hay que hablar también de los mancomunados, el partido demócrata, anarquistas y los protagonistas los pampinos”.[1]

Siguiendo con el tema de interés concuerdo con lo citado anteriormente, el movimiento organizado del norte, no se menciona la gran participación de los pampinos que sin lugar a duda, fueron de mucha ayuda y apoyo para que resultara una junta masiva de personas que protestaban por un derecho justo y digno como personas según Sergio Gonzáles “los pampinos eran una mezcla de Cochabamba, altiplanico, centro-sur de Chile, argentinos y grupos emigrantes (extranjeros) en el desierto”[2]. Es muy importante decir que el mundo obrero sobrepasa los fronteras y que comparten un ideal en común, el respeto al trabajador y el digno salario.

Luego de la negativa por parte de los patrones ingleses en aceptar las demandas, los huelguistas se organizaron y empezaron el viaje a Iquique portando banderas de Chile, Perú, Bolivia y Argentina, para identificar que no solo los obreros nacionales estaban en desacuerdo con este trato injusto sino que refleja que el movimiento estaba siendo masificado tomando un carácter internacional que sobrepasaba las fronteras chilenas.

Ya en Iquique el movimiento obrero se fue formando y llego a alcanzar 10.000 personas. El conglomerado fue tomando forma y a los pocos días solicitaron al gobierno que actuara como mediador para que los dirigentes negociaran con los patrones ingleses y así llegaran a una solución que beneficie a los obreros, según Sergio Grez Toso, “Comienza la presión de la huelga en Iquique, y el intendente Carlos Eastman Quiroga trata de convencer a los dirigentes para negociar, se les ofrece mas del 40 % en aumento de salario, pero no fue aprobada, convencidos que la rebelión era amenazante, se hace un ataque injustificado ante las autoridades”.[3]

Siguiendo con este relato, los huelguistas establecidos en la plaza Manuel Montt y en la escuela de Santa Maria, fueron ordenados a abandonar la escuela y sus cercanías, para que se trasladaran al hipódromo, pero se negaron ya que pensaban que iban a ser acribillados en el recorrido hacia club Hípico. Ante la eventual negativa las negociaciones fueron suspendidas por parte de los patrones ingleses, ya que ponían como condición que los trabajadores volvieran a las salitreras, pero se rechazó la propuesta, por lo tanto la autoridad máxima el intendente Carlos Eastman Quiroga declaro estado de sitio y las libertades constitucionales fueron suspendidas gracias a un decreto del intendente que se hizo publicar en la prensa escrita. Según Sergio González “la prensa fue manipulada por los tiempos y el tema no se masifica, ya que se dejaron de circular los diarios y se estableció la censura cablegráfica y telegráfica”[4]. Por eso que hasta el día de hoy este tema sigue siendo de desconocido para un gran porcentaje de los chilenos.

Ante la eventual situación, el General Roberto Silva Renard junto al Coronel Ledesma, eran los encargados de apaciguar las tensiones, se les dijo a los dirigentes del movimiento que si no se retiraban del recinto abrirán fuego, ante el no de los rebeldes comenzaron el fuego, causando el pánico de los miles de pampinos que apoyaban esta causa y así se produjo esta matanza que es considerada como uno de los desastres sociales mas grande del mundo obrero.

Esta calamidad ocurrida en el norte de nuestro país fue poco masificada en aquel entonces ya que los periódicos de la fecha estaban censurados y manejados por el gobierno parlamentario que silenciaba toda información que atentaba en contra de su forma de dirigir al país. Pero como este hecho histórico fue tan impactante socialmente, el gobierno obligamente tuvo que crear leyes sociales para mejorar las condiciones laborales de los obreros que trabajaban en las salitreras, para así tengan un trato digno y justo ya en ese entonces si no mal recuerdo Chile gobernaba con el nombre de “Democracia”.

Según mi perspectiva creo que el mayor efecto social fue que lo ocurrido en Santa Maria de Iquique sirvió a los futuros movimientos proletarios a estar sindicalizados y organizados para así lograr los objetivos propuestos, la única manera de manifestarse era por medio de la protesta, ya que el sistema democrático así lo permite, además hay que agregar que las clases dirigentes con el apoyo del capital ingles gobernaban para ellos y no velaban por el bienestar del país.

Incluso me doy la libertad de expresar en estas siguientes palabras que actualmente aún se mantienen estas condiciones desfavorables económicamente hablando entre las empresas privadas o transnacionales con sus trabajadores, y considero que no hay un avance ya que se mantiene ese trato salarial que antiguamente tenían los patrones ingleses con los obreros que trabajaban en las oficinas salitreras, según Gabriel Salazar, “En Chile, la plusvalía era no pagar dinero sino fichas, se niega la libertad del individualismo, genera rebelión en contra de la fabrica salitrera”[5]. Pienso que la desigualdad en los salarios en nuestro país es uno de los grandes problemas que todavía no soluciona el gobierno con los privados, esto impide a que la clase media siga hundida en las deudas y los más pobres reciban servicios ineficientes en los derechos básicos como salud, educación y justicia. Por eso hago esta comparación del acontecer actual con aquellos tiempos donde el humilde minero es explotado y maltrato a cambio de un miserable salario que alcanzaba solo para vivir mientras que los ricos patrones ingleses se llenaban las manos con riquezas y manipulan a su antojo a la clases dirigentes de nuestro país a cambio de un impuesto que era administrados solo para ellos y no para el desarrollo de Chile.

Finalmente respondiendo mi hipótesis tentativa puedo decir que el recuerdo de una matanza tan sanguinaria ocurrida en Santa Maria de Iquique sirve para ver que en el gobierno parlamentario todo era censurado y manipulado por el poder económico de los grandes terratenientes que a su vez tenían una gran influencia en la política del país, además de destacar que con sindicalización y organización el proletariado obrero pudo tener voz y logro reclamar por los derechos que encontraban justos ya que eran tratados como animales de trabajo, el abuso indiscriminado del salario empobrecían y cerraban las oportunidades para surgir y vivir en mejores condiciones dignas que eran acordes a su esfuerzo como trabajadores.

Por último decir que este hecho histórico debe ser recordado porque es un tema social que nos importa como chilenos y nos puede servir como ejemplo para manifestarlos correctamente cuando los problemas sobrepasan el diario vivir como trabajador y ciudadano, agregar también que nuestro sistema de gobierno nos permite hacer estas acciones ya que estamos en Democracia.


[1] Sergio Gonzáles, Una Interpretación a la Rebelión Pampina de 1907.
[2] Sergio Gonzáles, Una Interpretación a la Rebelión Pampina de 1907.
[3] Sergio Grez Toso, Movimiento Obrero y razón de Estado.
[4] Sergio Gonzáles, Una Interpretación a la Rebelión Pampina de 1907.
[5] Gabriel Salazar, la historia de la Plusvalía en Chile.

Ensayo Histórico


“La felicidad es dada por la libertad
y la libertad por el coraje”.

Pericles, “Elogio fúnebre”
(Tucídides, XLIII, 1,4)

Hecatombe en Santa María
el lado oscuro de nuestra Historia

Este ensayo tiene por objetivo explicar a modo de referencia una de las tantas atrocidades que han marcado profundamente a grupos sociales excluidos tanto publica como políticamente en el Chile decimonónico, es decir al proletariado, a las etnias originarias y a la gente de esfuerzo humilde y sencilla mediante la represión, la coerción la brutalidad y el abuso de poder ejecutada por los grupos poderosos en conjunto con la oligarquía Chilena.

¿Qué factores permitieron la rebelión obrera de la escuela de Santa María de Iquique, conocida además por los estudios Historiográficos como rebelión pampina de 1907* llevada a efecto de manera pacífica en total derecho a sus demandas por una mejor remuneración y un salario digno?

Año 1907, en pleno período de la república parlamentaria el icono fundamental que destacaba desde la república conservadora de la mano de Prieto, Bulnes, Montt y J. J Pérez descansaba en el progreso económico de una nación que evidentemente acariciaba la riqueza del oro blanco, mi intención no es fastidiar al indicar a éstos sujetos partícipes de la Historia, sin embargo al analizar el Positivismo en sí nos daremos cuenta que ésta escuela decimonónica que tiene su cuna en la Europa romantiscista y que posteriormente va a generar un gran impacto en Latinoamérica plantea la exaltación de los grandes personajes, vale decir los cancilleres, los generales, O’Higgins, Carrera, San Martín, entonces nos damos cuenta que provocará un gran impacto en la sociedad Chilena a través de los postulados de Barros Arana y Vicuña Mackenna. Quiero dejar en claro que esto aunque nos parezca subjetivo claramente sucedió y pasó a ser parte de la Historia, fue subjetivo porque formó parte del sujeto mismo.

Innegablemente la bonanza económica producto de la acumulación reiterada en desmedro del recurso natural, tomando en cuenta que el estado Chileno no invierte, en consecuencia no produce, no genera otros bienes y, siendo este producto el principal sostenedor de la balanza económica, el auge de las salitreras rebosaba de jugosos ingresos que opulentamente eran depositados en el bolsillo del grupo dirigente, es decir de la oligarquía. Sin embargo, la situación para el obrero, el minero de aquellas pampas, para el proletariado en si no revelaba señales de mejoras salariales, transcurría el tiempo y la situación simplemente se tornó insostenible, ante las manifestaciones de miles de trabajadores pampinos al monstruo o leviatán referido al estado en si mismo no se le ocurrió otra idea que no fuera la represión por medio de las armas. Según Thomas Hobs “El hombre es el lobo del hombre”[1], idea positivista del orden y progreso en función dela modernidad, que tiene por esencia que el hombre con mas poder simplemente somete al mas desdichado. Antes que todo dejar bien en claro que todo problema o lucha de clases tiene solución ¡créanme! que el estado no eligió la mas acertada.

La matanza horrible, la huelga de hambre o simplemente Santa María ha dejado en evidencia hasta el punto donde puede llegar el desprecio y la indiferencia de los hombres por sus semejantes, lamentablemente acontecimientos como los que vivieron en carne propia los cientos, los miles de obreros asesinados en la escuela de Iquique marcan profundamente los corazones de millones de personas de una nación.

Propiamente tal es innegable que durante el período de la república Parlamentaria en Chile el presidente era un espectador más, una marioneta más del congreso, éste último organismo dialogaba, debatía, parlamentaba sobre la importancia de cubrir primeramente sus intereses y luego destinaba las miserables sobras para la “chusma” o el bajo pueblo ordinario.

No obstante, con posterioridad a la matanza de la escuela Santa María de Iquique aproximadamente durante los “locos años veinte” el tema central a tratar no tenía mucha importancia, ciertamente, no poseía un alto grado de impacto, sin embargo, el recuerdo de la memoria de Santa María de Iquique salio nuevamente a la luz pública de la mano de grupos musicales populares que emergieron durante la década de los años 60’, con respecto a esto el Historiador Julio Pinto Vallejos en su ponencia “mesa de discusión, Matanza de Santa María de Iquique” plantea lo siguiente: Tengo la sensación y aquí me podrá corregir mi amigo Sergio Gonzáles de que Santa María, la matanza de la escuela Santa María no siempre tuvo el grado de impacto y, de conmoción que tiene para nosotros y que ha tenido durante las últimas dos o tres décadas. Me da la sensación de que en las décadas siguientes a la matanza, sobre todo del 20’ en adelante no era un tema que se recordara tanto como ahora y, yo recuerdo que durante mi propia infancia y adolescencia, hace muchos años ya durante los años 60’ hasta que apareció la cantata, y aquí yo aseveraría a modo de provocación que fue la propia cantata la que volvió con esto en el tapete de la memoria Histórica Chilena del recuerdo de Santa María de Iquique y lo hizo en un momento que por lo demás fue dramático y que le daba mucha actualidad[2]. Si bien el alto grado de impacto que generó el tema de Santa María en la década de los 60’ se debió creo, al surgimiento de grupos musicales populares que ansiosamente buscaban una salida a la participación con voz y voto que indudablemente sería el bosquejo del gobierno de la unidad popular.

Retomando la línea central de la temática a tratar, evidentemente hubo de parte del congreso, de la oligarquía, de todo aquel círculo que detentaba el poder una especie de innegable abuso de poder, el efecto inesperado de una masacre que sepultó las esperanzas de un conjunto de seres humanos que jamás en su miserable vida se imaginaron que serían victimas de tal matadero, en el sentido que la fuerza militar de aquel período del ejercito Chileno que se había consolidado tras la anexión de la primera y segunda regiones en la guerra del pacífico. El armamento utilizado durante la masacre evidenciaba escalas mortíferas.

Por otra parte las fuentes existentes apuntan a soslayar toda participación por parte del presidente del período Pedro Montt Montt negando así todo compromiso en la matanza de la escuela, sin embargo estudios acabados y minuciosos avalan que Pedro Montt tras estar gravemente enfermo colaboró sin duda alguna con la orden de fuego que recibió el General del ejército Silva Renard, en relación a esto el profesor y magíster Sr. Pedro Canales Tapia plantea: En 1901 a 1906 Senador por Cautín es Pedro Montt Montt…y luego va a ser Presidente, o sea allí hay un tema de matices, discursos semánticos que dan cuenta de la actividad salitrera, el movimiento obrero esta en una etapa de auge y de expansión… la Araucanía está reducida “esta silenciada” todo ello en un período paralelo[3].

Indudablemente estamos ante una situación de abusos deshonestos, absolutamente nada justifica una atrocidad de esa naturaleza, a tal grado de ostentar el ensañamiento sobre una población totalmente vulnerable, propensa a ser masacrada de una manera horrible, un conjunto de soldados que se lanzaron sobre personas inocentes que reclamaban lo que era justo para ellos, en un momento en que el país se encontraba en una buena situación económica, todo por el simple egoísmo del grupo dirigente. El profesor Jorge Rivas Medina con fuente en mano plantea lo siguiente: “(…) Silva Renard el valiente, con tal forma de energía hacia la carnicería más horrible de la gente, el entrañas de serpiente ¿yo no se con que esperanza sobre aquel pueblo se lanza matándolos sin honor? y la lluvia con dolor nada a la horrible matanza”[4].

En síntesis afirmo de modo categórico que los huelguistas pampinos Iquiqueños se presentaban con ideas muy claras y precisas con respecto de los que ellos perseguían, las cuales dejaban de manifiesto la justa razón por las cuales ellos habían iniciado una rebelión contra el poder dominante.

Sus peticiones estaban correctamente fundadas al exigir mejoras salariales, ésta idea de cambiar el sistema de pago a monedas de metal en vez de fichas que no tenían el mismo valor que antaño. En el fondo éstos pampinos velaban por el bienestar de sus familias, dignidad, respeto, solidaridad. Peticiones que escapan mucho a la realidad de lo que actualmente se esta pidiendo en la sociedad de hoy, quizás se ha perdido la búsqueda por los verdaderos derechos humanos. Otro punto importante, las siglas del escudo nacional exponen la siguiente frase: Por la razón o la fuerza, creo no equivocarme que la Historia de Chile durante todo el devenir ha sido más por la fuerza, transgrediéndose la razón.



* Ponencia del Dr. en Historia, Profesor Sergio Gonzáles Miranda. “Una interpretación a la rebelión Pampina de 1907”, Universidad Arturo Prat, Jornada de Historia “Dr. Luis Carreño Silva” UPLA- Valparaíso 4º año, martes 28 de agosto de 2007.
[1] Hobs Thomas, El Leviatán
[2] Mesa de discusión: Julio Pinto Vallejos, USACH, Igor Goicovic, USACH, Pedro Canales, UPV. “Matanza en la escuela Santa María de Iquique”, Jornada de Historia “Dr. Luis Carreño Silva”
UPLA – Valparaíso 4º año, martes 28 de agosto de 2007.


[3] Ibíd.
[4] Ibíd. De Juan Bautista Peralta, Destacado editor de línea Popular.

Nombre: Abner Adaros Mundaca
Profesor: Pedro Canales T
Cátedra: Teoría de la Historia
Carrera: Pedagogía en Historia y Geografía

sábado, 29 de septiembre de 2007

PARA RECORDAR...




"Carta enviada a El Mercurio por un grupo de historiadores a propósito de los textos escolares que abordan la historia reciente de Chile"

Santiago, 18 de mayo del 2000

Señor Director:

Los profesores universitarios abajo firmantes nos hemos interesado por el problema suscitado con el libro Comprensión de la sociedad, auspiciado por el Ministerio de Educación, para los alumnos de Sexto Año Básico. Libro que ha sido objeto de fuertes críticas por algunos personeros de derecha, aparecidas en el diario de su dirección, porque, según ellos, tergiversaría la verdad histórica de lo ocurrido en Chile durante los últimos treinta años.
Somos de opinión que la actitud que mueve a estos personeros, no es defender la verdad histórica, sino la "interpretación" que durante los años del gobierno militar -al que apoyaron- se dio de lo acontecido en el período. Pretenden que éste quede en la memoria de los chilenos sólo como una instancia salvadora del país; imagen que se ha visto muy deteriorada en el presente. Es sabido que la palabra de los historiadores es muy importante en las pugnas políticas, sobre todo si dicha visión profesional se expresa en los textos escolares. La Derecha lo tiene muy claro, lo que explica su airada reacción.
Por nuestra parte, pensamos que el texto mencionado, si bien contiene algunas afirmaciones que podrían ser consideradas errores menores o de detalle (como decir que la mayoría obtenida por el Presidente Frei Montalva en su elección el año 1964 fue la más alta de la historia de Chile hasta entonces) es una equilibrada versión de los sucedido en Chile contemporáneo, apta para ser entregada en Sexto Año Básico. Esto es más evidente aún si se le compara con lo que eran la mayor parte de los textos escolares durante la época del gobierno militar, los que sí contenían una visión muy sesgada de la historia reciente de Chile.
Apoyamos pues a las autoras del texto, el que fue seleccionado por el Ministerio de Educación en licitación pública y elaborado por Editorial Don Bosco S.A. (Salesiana) y rechazamos la impugnación de que es objeto por parte de personeros de derecha, con el objetivo de imponer su visión de lo que fue el pasado inmediato de Chile. A lo que sí tienen derecho éstos es a elaborar un texto escolar con su interpretación de la historia de Chile reciente y presentarla a licitación del Ministerio de Educación o bien, simplemente, editarla privadamente. Pero no a intentar vetar una visión que no les agrada y que se editó y publicó conforme a las reglas de un concurso público.


José Albucco Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez
Jaime Blume Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez
Alejandra Brito Universidad de Concepción
Patricio Cisternas Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez
María José Cot Pontificia Universidad Católica de Chile
Nicolás Cruz Pontificia Universidad Católica de Chile
Armando de Ramón Premio Nacional de Historia Pontificia Universidad Católica de Chile
Ema de Ramón Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez
José de la Fuente Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez
Baldomero Estrada Universidad Católica de Valparaíso
José Luis Fernández Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez
Cristián Gazmuri Pontificia Universidad Católica de Chile
Sergio González Universidad Arturo Prat
Sergio Grez Universidad de Chile
Patricio Herrera Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez
Leonardo León Universidad de Valparaíso
José Luis Martínez Universidad Académia de Humanismo Cristiano
Luis Carlos Parentini Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez
Javier Pinedo Universidad de Talca
Julio Pinto Universidad de Santiago
Santiago Querr Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez
Alfredo Riquelme Pontificia Universidad Católica de Chile
Claudio Rolle Pontificia Universidad Católica de Chile
Hugo Rosati Pontificia Universidad Católica de Chile
Rafael Sagredo Pontificia Universidad Católica de Chile
Gabriel Salazar Universidad de Chile
Matías Tagle Pontificia Universidad Católica de Chile
Isabel Torres Universidad de Chile
Jorge Urquhart Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez
Jaime Valenzuela Pontificia Universidad Católica de Chile

En: http://www.puc.cl/historia/cinfo/Articulos/carta.htm

jueves, 6 de septiembre de 2007

XII jornada de Historia “Dr. Luís Carreño Silva”


“Una experiencia inconmensurable”

La Universidad de playa Ancha es el centro de una de las Jornadas Históricas más importantes a nivel nacional, Las Jornadas de Historia “Dr. Luís Carreño Silva”. Este encuentro académico agrupa a los más connotados Historiadores y Activistas Sociales del país. Este año no fue la excepción, y tanto profesores como alumnos tuvimos el privilegio de apreciar la calidad de distinguidos Historiadores nacionales e internacionales, como: Sergio Gonzáles M., Sergio Grez, Pablo Artaza, Jorge Rivas, Igor Goicovic, Pedro Canales, Julio Pinto, Gabriel Salazar, Javier Puente, Mario Garcés, José Ragas, Julio Chueco, Miguel Llanca, Jaime Yovanovic. Todos con una mirada critica a la matanza en la Escuela Santa Maria y a la sociedad actual.

Como alumnos y futuros profesores de Historia, agradecemos haber tenido la maravillosa oportunidad de haber concurrido a este encuentro de “inconmensurable enriquecimiento intelectual”[1], de haber podido tener la oportunidad de abrir nuestras mentes a una Historia critica, social, reflexiva, de haber podido crear nexos académicos con estudiantes de Valparaíso, de haber podido recoger experiencias y consejos de estudiante con mas experiencia, de haber llegado a conocernos mejor y habernos unidos cada vez mas como compañeros de carrera, también de haber logrado sobrellevar problemas que nos afectaron, tanto en Valparaíso como en La Serena, pero sin duda todas estas experiencias permitirán que nuestro crecimiento profesional sea cada vez mayor.

Agradecer a nuestro profesor Pedro Canales, quien nos dio la oportunidad de asistir a este congreso, quien nos apoyo en todo lo necesario, y quien nos abrió la mente a conocer una nueva Historia que muchos desconocíamos. También agradecer al estudiante Víctor quien nos guió y alojo en Valparaíso sin inconveniente alguno. Y a todo quien logro que esta rica experiencia de formación profesional, fuera posible.


Agradecidos todos los alumnos del VI nivel Pedagogía en Historia y Geografía.

Universidad Pedro de Valdivia, La Serena.


Para más información respecto a las Jornadas de Historia Dr. Luís Carreño Silva http://www.upla.cl/







[1] Comisión Organizadora, XII Jornadas de Historia Dr. Luís Carreño Silva, 2007, Universidad de Playa Ancha, Valparaíso Chile

lunes, 3 de septiembre de 2007

A la sombra de las potencias




Por Víctor Manzano


El otro día discutíamos con unos compañeros sobre los resultados de la guerra fría en el mundo, todo esto a consecuencia de un debate que tuvimos en la clase de “historia del siglo XX”, una compañera y yo defendíamos la postura socialista mientras otros dos la capitalista.


Ellos nos criticaban la opresión que ejercían los soviéticos a las naciones satélites bajo su dominio (Alemania oriental, Checoslovaquia, Hungría, etc.), nosotros en tanto mencionábamos que los estadounidenses, al mismo tiempo que intentaban “proteger” a estas naciones de la “amenaza socialista” terminaron oprimiendo a muchos otros países y a su gente, como es el caso de Honduras, Chile, etc.


El problema no radicaba en quien oprimía, mas, o menos a una nación u otra, ni quien mataba mas o menos gente de determinado país, sino, por que nosotros, como chilenos, deberíamos defender a una postura u otra, siendo que ambas causaron una inestabilidad en nuestra nación, durante el régimen militar y del cual aun hoy en día, arrastramos consecuencias desastrosas.


Chile fue uno mas de los tantos países que cometió el error de convertirse en una pieza mas de este tablero de ajedrez de ambas potencias, la unión soviética, por un lado buscaba imponer su sistema comunista a como diera lugar y obviamente ese sistema opresor era su manera de hacerlo, un sistema autoritario y fuerte, el mismo que dio resultados en su país, hasta que finalmente decayó. Mientras que EE.UU. ocultaba sus verdaderas intenciones sobre el país que se le antojaba y ofrecía ayuda, pero a cambio de algo (obviamente), una frase que refleja a cabalidad esta actitud es la dicha por el entonces presidente estadounidense Harry Trumman cuando solicito al congreso su apoyo para aprobar el presupuesto de ayuda económica a países amenazados por lo que ellos mismos llamaron “el imperio del mal”:


“(…) A mi juicio, la política de los EE.UU. debe consistir en apoyar a los pueblos libres que hoy se resisten a ser subyugados por minorías armadas o por las presiones del exterior”[1]


Paradójico resulto el hecho de que esas mismas presiones del exterior fueran hechas por ellos mismos, a muchos países en los cuales tenían intereses económicos o estratégicos. El senador Arthur Vanderberg dejo muy claro al presidente Trumman, la postura que USA. Debía tener al respecto, diciéndole que “una nueva política intervencionista solo seria posible si el estaba dispuesto a aterrorizar al máximo a su propio país”, y vaya que lo hizo.[2]


El juego de las dos grandes potencias por lograr el control, se extendió cual plaga, por Europa, Asia, Medio Oriente hasta llegar finalmente a América.


Su sucesor Dwight Eisenhower prosiguió con esta política alarmista y en su primer discurso como presidente dijo:


“(…) las fuerzas del bien y el mal convocan grandes masas, se arman y se combaten como pocas veces se había visto en la historia. La libertad lucha contra la esclavitud, y la luz contra la oscuridad” [3]


¿Libertad contra la esclavitud? ¿Libertad de la que aun no sabían los negros en el mismísimo corazón de EE.UU.? “(…) en el sur de Estados Unidos, los negros gozaban de pocos derechos civiles, y casi siempre de ninguno. A pesar de que más de un millón de soldados negros combatieron en la segunda guerra mundial, ninguno de los que venían del sur tenía derecho a voto. Los negros que intentaban obtener su registro de votante se arriesgaban a ser golpeados, a perder el empleo, a que se cancelaran sus créditos o a ser desalojados de sus tierras. Aun se perpetraban linchamientos y las leyes discriminatorias imponían la segregación racial en los tranvías, ferrocarriles, hoteles, restaurantes, hospitales, centros de recreo y hasta en el empleo”[4]


Todos en general, hemos sido victimas de las políticas imperialistas, ya sea un opositor al régimen soviético que intento en su momento cruzar el muro de Berlín hacia el lado occidental siendo abatido por disparos de los guardias del régimen socialista, o un comunista que lucho por sus derechos aquí en Chile y termino siendo torturado y asesinado por un dictador apoyado por intereses estadounidenses.


Ya sea a manos soviéticas o estadounidenses, los americanos, asiáticos, orientales y europeos, nos dejamos manipular por fuerzas omnipresentes, que sabían muy bien lo que hacían y lo que necesitaban, sin importarles el precio a pagar por esas pequeñas naciones. El autor Eduardo Galeano deja muy en claro la situación de América Latina y su relación con los imperialismos:


(…) Para quienes conciben la historia como una competencia, el atraso y la miseria de América Latina no son otra cosa que el resultado de su fracaso. Perdimos; otros ganaron. Pero ocurre que quienes ganaron, ganaron gracias a que nosotros perdimos: la historia del subdesarrollo de América Latina integra, como se ha dicho, la historia del desarrollo del capitalismo mundial. Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos.[5]





[1] Reseña de la historia de los Estados Unidos, servicio cultural e informativo de los Estados Unidos de América, “La contención”, Pág. 284.

[2] La doctrina Trumman consiguió del senado estadounidense un apoyo de 400 millones de dólares, a fin de ayudar a naciones en peligro de ser afectadas por el comunismo, dos de los primeros países ayudados por esta doctrina fueron Grecia y Turquía.

[3] Reseña de la historia de los Estados Unidos, servicio cultural e informativo de los Estados Unidos de América, “Eisenhower y la guerra fria”, pag. 289.
[4] Reseña de la historia de los Estados Unidos, servicio cultural e informativo de los Estados Unidos de América, “Origen del movimiento de los derechos civiles”, Pág. 298.[5] “La venas abiertas de América Latina”, Eduardo Galeano, editorial Pehuen, año 1971, “ciento veinte millones de niños en el centro de la tormenta, Pág. 16.





Autor: Victor Manzano
Alumno de Pedagogía en Historia y Geografía

domingo, 2 de septiembre de 2007

La ratificación del convenio 169 de la OIT; ¿Hasta cuando debe esperar?


Uno de las demandas mas sentidas de los pueblos indígenas en Chile y postergadas hasta la fecha, ha sido la ratificación del convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y tribales en Países independientes. Dicho convenio es el único instrumento internacional íntegramente referido a los pueblos indígenas. En sus disposiciones reconoce a estos pueblos indígenas importantes derechos políticos, económicos, sociales, culturales y territoriales. En el ámbito político, reconoce a los pueblos indígenas como tales (art. 1.1.) así como un conjunto de derechos de participaciones la definición de sus propios asuntos, y autogobierno dentro de los Estados; reconoce derechos de propiedad y de posesión sobre las tierras que tradicionalmente ocupan (art. 14.1); introduce el concepto de territorio indígena; concepto que cubre la totalidad del hábitat de las regiones que estos pueblos “ocupan o utilizando alguna manera” (art. 13.2); se reconocen derechos de estos pueblos sobre los recursos naturales, incluyendo su participación en “la utilización, administración y conservación de dichos recursos” (art.15.1), así como el derecho a no ser trasladados de ellos sin su consentimiento (art.16.1).

En materia de derechos culturales, finalmente, establece entre otros, el derecho de estos pueblos a la participación y/o control sobre los programas educativos (art. 27.2) y el derecho a crear sus propias instituciones o medios de educación (art.27.3).

A la fecha, este convenio ha sido ratificado por 17 estados, 12 de ellos en Latinoamérica. El mismo ha contribuido a los procesos de reconocimiento legal y constitucional de los derechos de estos pueblos, que se han verificado en la mayoría de los países de la región, también ha servido de base para el logro de acuerdos entre pueblos indígenas y estados y sus disposiciones han fundamentado decisiones de los tribunales de justicia de diversos países.

En Chile el convenio fue enviado al parlamento para su ratificación en 1991, hace ya más de 15 años. El convenio fue aprobado por la Cámara de Diputados el año 2000. A pesar de ser impugnado por parlamentarios de derecha ante el Tribunal Constitucional, este tribunal declaró que sus disposiciones se ajustaban a la Constitución Política del Estado. Sin embargo, estableció que su aprobación por el senado debía darse por un quórum calificado de 4/7 de votos favorables, quórum establecido para las leyes orgánicas constitucionales.

Ello significa, con la composición actual del Senado. Que se requiere un total de 22 votos favorables para su aprobación. Dado que la concertación sólo cuenta con 20 senadores, la aprobación del convenio requerirá del concurso de los senadores de oposición, esto es de todos los sectores políticos representados en el congreso.

Bachelet comprometió el 21 de mayo el otorgamiento de urgencia para su tramitación por el senado. La urgencia simple, que da al senado 30 días para su tramitación, le fue otorgada por el ejecutivo a comienzo de junio pasado. Dicha urgencia, sin embargo, ha debido ser respuesta en dos ocasiones, la última vez a comienzos de agosto, ya que la tramitación del convenio no ha sido abordada por el Senado.

Esta en manos de los senadores, más allá de sus afiliaciones políticas, hacer posible la ratificación del convenio, permitiendo con ello que Chile pueda superar el evidente, rezago que ha provocado la preocupación de la comunidad internacional, y que ha sido determinantes en los conflictos etno-territoriales que han tenido lugar en el país en la última década.

El voto favorable del Senado al convenio 169 de la OIT, junto con otorgar- en razón del articulo 5to inciso segundo de la Constitución Política- una jerarquía constitucional a los derechos de los pueblos indígenas, obligando por ello a todos, los poderes del Estado a su respeto y protección, deberían ser interpretado como una señal potente de la clase política en el sentido de que Chile, al cumplir dos siglos desde su fundación como estado, se reconoce a si mismo como una sociedad étnica y culturalmente plural, desterrando así para siempre la ficción del “estado-nación” que tanto daño ha causado a esta parte negada de la población y que nos ha empobrecido como sociedad.



José Alwin
Co director Observatorio de Derechos de Pueblos indígenas

Fuente: Periódico “El ciudadano”, año 3 nº 8, Pág. 07.
Valparaíso 2007